L6 Una Manzana

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Fuego Arcano aterrizó finalmente y salí a ver dónde estábamos, lo que vi fue impresionante. En la lejanía había un castillo que parecía haber sido tallado sobre una montaña, regio por donde se lo mirara con grandes torres muy altas, las nubes parecían que era su suelo a causa de la gran altura que estábamos, era de noche.

- Fuego. ¿ no dijiste que en estas tierras siempre era de atardecer?

- Así es. ¿pero quién te dijo que estamos en las mismas tierras de donde te recogí? Y mi nombre es Fuego Arcano.

- Vale vale. ¿Vamos a aquel castillo?

- Así es, bájense y les llevare a el.

Les explicare primero en donde aterrizamos. El lugar era una explanada redonda de piedra, algo elevada por sobre las nubes. Apuntando al castillo había dos grandes columnas talladas con muchos motivos. Levante la vista y note que no había luna, a pesar de eso había muchas estrellas muy brillantes. El enano volvió a ser él y se acercó a las columnas y un haz de luz partió del umbral formando un puente de luz.

- Listo Ya nos dejaran entrar.- Y comenzó a avanzar.

Yo lo seguí y note a que nuestros pasos se marcaban nuestras huellas, el pequeño Ariel estaba abrazándome fuerte. Yo no tenía miedo a las alturas, pero sin mi ki no podía volar, y caer de semejante altura sería un problema, Vadis me seguía de muy cerca.

Al llegar nuevamente a tierra se abrieron las puertas del castillo que estaban secundadas por do gigantes que oficiaban de porteros, me sentí realmente pequeño. Al entrar vi que llegábamos a un patio muy amplio y lleno de vida con muchos elfos ocupados en sus quehaceres, lo que más me llamo la atención era la forja.

Esta era muy amplia y no solo había enanos, elfos sino que además unas pequeñas criaturas que tenían el pelo, algunas rosa, otros azules, otras violetas. Estas tenían una vos algo chillona y hablaban muy rápido entre ellos en un extraño idioma, para ser más claro, todos esos idiomas me eran extraños, mi habilidad de entender idiomas era generada por mi ki, y al no tener ki....bueno, ya se imaginaran.

El enano estaba hablando al parecer con un mayordomo del castillo de mi, escuche varias veces mi nombre, pero no intervine, seguí observando aquel patio.

Vi unas manzanas y tome una, con un cuchillo corte un poco se lo di al niño, otro poco a mi perro y el resto yo las comí. Estaba yo comiendo esa deliciosa fruta cuando un elfo comenzó a hablarme en voz alta y a extender su mano.

- Lo siento, no le entiendo.-Pero suponía lo que quería, quería que le pagara la manzana.

Pensé que aquí no llegaba la cobertura de la tarjeta de crédito, aunque con los hombres de negro no se sabía, pero de igual formas saque un par de billetes y lo puse sobre su mano. Los miro y los tiro al suelo entonces. Comenzó a hablar más rápido y fuerte, el enano se acercó y comenzaron a hablar para luego sacar unas monedas de vaya a saber qué y le pago.

- No saques cosas que no son tuyas, esa costumbre no se lleva aquí.- Sentí mucha vergüenza

- Perdón.- Dije y agache la mirada, más de lo que ya hacía para hablar con él, luego recogí mis billetes.

Hizo que lo siguiera adentro, aquel lugar, si cabe la repetición, era impresionante. Los tapices cubrían toda las paredes con muchas escenas fantásticas de hadas, dragones, elfos, esos gnomos y otras criaturas que todavía no sabía el nombre. Mientras caminaba en los pasillos vi a un peludo lobo sin rabo, mas bien a varios, pero enfundados en pesadas armaduras con lanzas que recorrían el gigantesco castillo, iban siempre de a tres.

Entre el deambular llegamos a un salón grande donde había muchos elfos, entre todos ellos se destacaba mi elfo por la simpleza de sus ropas y su arco, el enano tuvo una conversación antes de que el se dirigiera a mi.

- Qwon de Pan Do, bienvenido, se ve que ya probaste nuestras frutas.

- Si.- dije arrastrando mucho la s.

- Bien, no ahondaremos mas en el tema. Te explicare, este es uno de los cuatros reinos de Tyr na'ogg, aquí vive el rey de esta zona y custodio de sus tesoros.

- ¿Eres tu?

- Que cosas dices Qwon, yo no soy, soy simplemente un campirano que vive en los bosques y que debe lealtad a esta gente.- Se acerco y dijo en mi oído- Algo presuntuosa por cierto.- Lance un par de risas

- Es cierto, pero que pasa que están tan activos. ¿O son siempre asi?

- No, generalmente están mas sumidos en galas con bardos y comidas, es que en este momento hay ciertas tenciones con los otros reinos de Tyr na'ogg.

- Caramba y como nos afectara eso a nosotros.

- Vaya a saber, pero este era el lugar mas cercano para que descansaras, luego te llevare a mi hogar y luego, si deseas, volverás a tu tierra.

- Me parece bien.

Luego de eso participamos todos de un banquete, yo sin mi camisa y el niño con un pañal de mendigo, sentía vergüenza, pero se me paso rápido. Una mujer quiso tomarme al niño y yo le retire la mano, el elfo estaba atento a mi y me dijo.

- No seas grosero, entrégale el niño, es una nodriza.

- El niño se queda conmigo, si quiere algo con el será en frente mío.-

El elfo suspiro y le comunico a la elfa que se retiro para volver mas tarde con cosas para limpiar al niño y vestirlo, allí yo pare de poner atención a la mesa y ahora prestaba atención al niño, no dejaría que a el le pasara nada y de paso aprendía como se hacia las labores de vestirlo.

Luego de la comida me sentí lleno de fuerzas, pero no de ki, en aquel lugar deberé acostumbrarme a ello, pero de igual forma mis artes marciales y mis trucos me convertían en alguien peligroso de molestar.

- ¿Estas satisfecho?.- Pregunto el elfo

- Si, pero mi ki no vuelve.

- Eso debe ser porque solo lo recuperaras si vuelves a tus tierras, aquí deberás de apañártelas de otra forma.

- Eso veo...¿Y me enseñaras mas trucos?

- !!!Trucos¡¡¡ Yo te enseño alta magia.

- Bueno, de eso.

- Cuando volvamos a mis tierras te enseñare.

Nos levantamos del salón y nos dirigimos a unos cuartos muy rústicos, sin electricidad, solo con una gran cama y suficientes cosas para vestirme a las usanzas del lugar y de vestir al niño. Vadis pidió salir a hacer sus cosas, lo lleve al patio, alguien me ayudo a llegar allí y luego de que hiciera lo suyo yo hice lo mío en una letrina y fui al cuarto a limpiar al niño, ahora todos parecíamos campechanos.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora