L5 Caminando de lado

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Estaba caminando con mi computador viendo la lista de ingredientes de las garras de tigre, una comida picante cuando se apagó.

Procedo a encenderlo nuevamente pero no respondía, mi reloj tampoco respondía y mi celular tampoco, me puse en alerta.

Mire a un costado, nada. Mire al otro costado, nada, algo se me estaba escapando, mire el cielo buscando esos platos y nada.

I SHA LA, dije en voz alta e imperativa con mi mano en la posición correcta y en mi frente algo se corrió, algo como el viento, algo que se aglutinaba y escapaba, nadie se metía con mi computador y salía indemne.

Lo seguí a gran velocidad y no comprendía como era que lo hacía pero por más que aceleraba este siempre permanecía a la misma distancia, hiciera lo que hiciera, correr, volar, hasta teleportarme, nada economizaba espacio entre los dos, así que hice lo único que no había intentado hasta el momento, con un suspiro camine, y funciono, aunque no nos acercábamos el uno al otro, al menos no gastaba mas energía. A pesar de la clama del final de la persecución la distancia que recorrí fue muchísima, había salido de la ciudad y estaba en el campo, caminaba por unos caminos que a la vera había unos sembradíos. Línea tras línea me pareció observar algo, algo curioso y perturbador ya que demostraba mi ignorancia. Avance hasta un árbol donde la figura se detuvo, ahora fui yo el que imprimía distancia.

- Caramba amigo, si que estas agotado.- Dijo una vos familiar a mi espalda

- Ariel...¿Eres tu?

- El que viste y no calza nada.- Se adelantó y se puse a tiro de mis ojos.

- Amigo tu estas con aquella cosa.

- ¿Con el elfo? No, no vengo con el, pero si estoy aquí para anunciarle.

- Explícate

- El viene de un lugar muy lejano, mas no del todo lejano en distancia, sino en algo muy similar al tiempo, esta buscando héroes para su gesta.

- No estoy interesado en nada de gestas mágicas con elfos, enanos y hadas.

- Las hadas no tienen nada que ver en esto.

- No me importa, yo solo tengo que quedarme algo mas de un año para volver a mi Pan Do.

- ¿Y cuando vuelvas lo considerarías?- Dijo apareciendo de detrás de algo que no veía un elfo.

Me tomare el tiempo para describirlo, este tenia ropas marrones y verdes, con un gracioso sombrero de payaso, era alto, tenia cinco dedos y orejas puntiagudas. Sus ojos eran ovalados, mas de lo que había visto, no tanto como lo de los enanos grises y de color almendra. No era solo su aspecto lo inquietante ni tampoco lo que me costaba mirarlo, sino que parecía que yo estaba en su tierra, no se cuando, no se como pero había entrado a su reino.

- Así es Qwon de Pan Do, estas del otro lado del maizal, pero volverás al responder esta simple cuestión. ¿Me ayudaras a combatir a tu enemigo cuando vuelvas a Pan Do?

- Lo considerare, no prometo nada.

- Caramba panda gruñón, parece que tenemos un trato.- Y extendió su mano.

Se la mire por un instante, estaba desconfiado ya que si se la daba realmente tendría que pensar su proposición y no tenia muchas ganas, pero que cosas, fui secuestrado por ruedas que escupen fuego, enanos grises me han operado mientras dormía y puedo tirar rayos por mis manos, que carajos, con decisión le extendí la mano.

- Muy buena decisión Qwon de Pan Do, a por cierto, en mi reino las cosas electrónicas, o la mayoría de ellas no funcionan, deberás averiguar como hacerlas funcionar asi no estropeas tus juguetes.

- No te preocupes lo are. Ahora me puedes devolver a mi tierra.

El elfo tomo unas hojas del suelo y soplo sobre ellas, en un instante tan corto como una sombra volví al camino de donde había salido.

- Ariel, te volveré a ver.

- Si amigazo.

- ¿Me puedes decir que eres?

- Soy tu protector.- Y se retiro hacia una sombra para no verlo mas.

- Creo que iré a la casa de Árcade a jugar un poco, necesito algo normal en mi vida.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora