L8 Revelaciones Desenlace

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Al traspasar el puente maravilloso fui separado de mi maestro, a este lo llevaron, según me digiera después a una torre en cambio a mí me dejaron en el patio principal. Este lugar estaba preparado con muchos asientos como si un gran espectáculo se fuera a dar, había muchos soldados, magos y sacerdotes, además de nobles que se acercaron a ver lo que vendría. Luego de que el mismo Veloviento se sentara en un trono allí improvisado con una sillas y bellas pieles fui desnudado, mi cuerpo afeitado menos mi rostro dejándome solo con mi cuero y torturado con hierros, látigos y fuego. Cuando estos dieran por acabado fui curado con sal y vestido con ropas echas con bolsas como la que se usa para las cosas del campo, luego fui nuevamente encadenado de tal forma que de mi solo se veía mis ojos atreves de una máscara de hierro. Fui en primer momento alojado en un calabozo húmedo y olvidado, solo acompañado por la oscuridad y cuya única música que llegaba a mis oídos era de tanto en tanto el caminar de los guardias. Estuve asi encerrado varios días, según calcule, verazmente no lo sabía, en ese lapso de tiempo no fui alimentado ni siquiera bebí algo de agua, solo me mantenía con vida mi voluntad.

Cuando vinieron por mi fui guiado a una sala llena de armas con largas mesas rectangulares con blancos manteles llenas de copas y vino. Allí a mi entrada había músicos, bardos, sacerdotes y magos, todos me esperaban como si fuera el plato principal de su banquete.

En la mesa del rey, que estaba a un nivel superior se sentó Veloviento con toda su familia, al parecer su consorte y sus cinco hijos presenciarían mi juicio junto con los mas condecorados e influyentes.

En un atril construido especialmente para mi fui colocado y exhibido como si fuera un tratado de medicina, con la diferencia que a estos últimos no lo encadenaban.

El salón se llenó de nobles curiosos y para mi tranquilidad llego quien me enseñara los primeros pasos en la magia, cuando este cruzo su mirada con la mía le hice sentir que todo estaba bien haciendo que mis ojos sonrieran con un afable gesto. Hubo música, mucha comida y aromas deliciosos, todos acrecentado por mis días de encierro. Se festejó realmente mientras estaba encadenado, los mozos arrojaban la basura a los pies de mi atril para que los perros comieran de ella, allí fui orinado muchas veces. Mi voluntad flaqueo por unos momentos. ¿Hacia bien en soportar todo este dolor y toda esta humillación? Yo sabía que era para un fin y la verdad agradecí que no se me viera el rostro porque si no verían mi consternación y mi duda.

En un momento tanta jarana acabo y comenzaron a levantar las cosas para acomodarse para disfrutar de un espectáculo, como maestro de ceremonia hablo el mismo Veloviento.

- Bien, dos traidores y dos historias muy diferentes, usted señor de Wotan será el primero en ser juzgado.- Allí interrumpí con voz potente y dije.

- No, deseo ser yo el primero en ser juzgado.

Todos rieron y el rey también lo hizo, y en un ademan de superioridad me contestó.

- Así que deseas llegar más rápido al patíbulo, pues bien.- Este lo dijo en un tono burlón y todos rieron.- Tu Qwon Pan Do, eres culpable de atacar a un noble, de insubordinación, de intento de magnicidio por una maldición, de burlarte de nuestras tradiciones militares y de escaparte cuando te apresamos. ¿Tienes algo que decir a todo esto?

Yo sonreí, pero no pude contenerme y reí muy fuerte con muchas carcajadas cortadas con algunos espasmos de dolor. Un viento curioso sopló, su entrada fue muy dramática, se cayó un candil y todos quedaron en silencio.

- Atrevidas palabras para quien fue mi rey, pues yo no te maldije, solo te advertí que lo que por mi mano debería ser detenido no los será.

- Tu estas encadenado y totalmente sumido ante mi poder, que podrías hacer en mi contra.

- Yo nada puedo hacer en tu contra ya que eres mi rey.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora