L8 Caramelos para un árbol

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Luego de saludar al sol con Ariel que lo hacía perfectamente, bueno, perfectamente no pero lo hacía en tres pasos y eso esta bastante bien. Decidimos que si salimos a caminar por allí saldríamos disfrazados con pieles, así que le enseñe el conjuro "piel ajena", que era de la escuela ilusionismo. Dicho conjuro lo aprendió, debía practicar para llegar a ser optimo, pero sería suficiente como para cualquiera del poblado.

La fiesta se acercaba y necesitaba fabricar algunas cosas así que baje con Ariel para buscar algo que duplicar. Con unos simples saltos llegamos a los pies de esta, obviamente vigilando que nadie nos viera.

Esos hongos eran (en apariencia) fáciles de encontrar y detectar, así que mientras escudriñaba la tierra le enseñaba a Ariel lo que me digieran. De todos modos no los comeríamos porque cabía que no hubiera entendido bien las explicaciones o que ellos no me lo dieran correctamente, deberé consultar a algún espíritu del bosque para que me enseñara.

Estos son seres alegres pero muy tímidos, que debías hacerles ofrendas, así que buscando un árbol que claramente se veía que era su hogar les deje a sus pies un puñado de caramelos.

- Buenos días, soy Qwon de Pan Do, soy de tierras lejanas y aquí presento mis respetos.

Me arrodille en frente e hice que Ariel también se arrodillara.

- Me gustaría entablar amistad con ustedes y si es posible hacerles unas consultas.

Paso un largo tiempo arrodillado con la cara sobre el suelo cuando Ariel dijo.

- Papá, no hay nadie. ¿Me puedo comer los caramelos?

- Si hay alguien Ariel, concéntrate y los escucharás.

Entonces, según me digiera después se concentró y solo escucho el viento, luego si, notaba pequeños pasos por aquí y por allí, pero no notaba su esencia. Al cabo de largos minutos todo se tranquilizó y vimos que las ofrendas habían desaparecido.

- ¿Y ahora que papá?

- Pues a esperar, ellos aceptaron nuestras ofrendas, ahora solo cabe tener paciencia.

- ¿Y si les regalas algo de música?

- Caramba que me saliste astuto, muy buena idea.

Entonces tome mi flauta y comencé a tocar una alegre melodía inspirada por el lugar.

- Papá, mira, nos sonríe el árbol.

Mire al árbol y así era, yo cabecee en signo de que veía lo que él, al rato vi salir pequeños duendecitos de entre las hojas cargando canastas. Estos nos miraron, nos saludaron y siguieron con sus quehaceres diarios. Ariel se puso nervioso ante las visiones.

- Calma hijo, no harán nada, nos han aceptado.

- Es que apenas los veo.

- Solo debes concentrarte más.

Seguía tocando cuando una pequeña orbe de luz se posó sobre mi flauta y deje de tocar, la verdad hasta yo me había asustado un poco.

- Sigue tocando Qwon, de Pan Do. Mi nombre es Flor Feliz, y vengo a darte la bienvenida a nuestro bosque.- Me dijo la pequeña mota de luz.

- Gracias Flor Feliz, este es mi hijo Ariel, y testamos contentos de su aceptación.

Entonces toque una canción de Pan Do, una alegre y más cosas pasaron a mi alrededor, las flores se abrían, flores que antes no estaban, mas luces se incorporaron a Flor Feliz en una danza. Ariel se paró y bailo algo improvisado y por cierto muy bueno, realmente tenia talento en la sangre. Todas las pequeñas hadas en un momento se alejaron para dar paso a un duende pequeño como un puño, vestido de negro y verde, con un gorro negro en punta. Este se frenó en mi frente y me saludo sacándose el gorro y persignándose.

- Soy Trébol Danzante, rey de estas tierras, y me ha atraído tu música.

La verdad me emocione mucho y postre mi rostro contra el suelo celebrando la dicha que me daba.

- Incorpórate Qwon, incorpórate Ariel, estamos en fiestas el día de hoy.

Lo que vi después es maravilloso, vi muchas de estas criaturas, pero esta vez vestidas de verde, tanto mujeres como hombres, todo de aspecto de acianos trayendo comidas y delicias desconocidas. Yo ofrecí mas caramelos y estos los partieron y repartieron entre todos, ofrecí también mi bota de cerveza poniendo en llenando un vaso, que para ellos era como una tina de esta delicia, todos fueron y se sirvieron de allí. Conversamos largo rato entre su música y con el permiso dl rey llame a Vadis y a Jun, que se incorporaron a la fiesta. De entre tantas cosas que conversamos me explicaron las propiedades de aquel hongo, como identificarlo cuando no cortarlo porque si lo hacía sería una falta de respeto, no cuestione esto pero de igual manera me explicaron que cuando el hongo lo tacabas y estaba con un vaho lechoso alrededor era que un duende lo estaba usando como hogar, así que dije que yo enseñaría a que así no se hiciera. Dormimos aquella noche en aquel lugar, no supimos cuando contrajimos el sueño, pero el sol nos despertó, lo saludamos sin esterilla ninguna y nos volvimos a nuestro hogar en la montaña.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora