L6 Chatapodi

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Preparamos nuestras armas, yo con mi arco que nunca me separaba de el pero todos portaríamos una lanzas de combate ya que eran las armas de los jinetes del viento. Nuestras armaduras ahora eran mas livianas y azules, puramente echas de cuero para que no llevar peso extra sobre nuestras monturas y así conservar maniobrabilidad y ya que hablamos sobre monturas hablare de Jun.

Este grifo era muy grande, tanto que podía ser montado por dos personas. De plumas blanquísimas en las alas y amarronadas cerca del cuello lo convertían en una bestia magnifica, algo cascarrabias eso si, y caprichoso. Cuando se lo montaba había que darles las ordenes con una voz de mando segura y firme ya que la duda conllevaría a un capricho muy poco aconsejable en el combate y en el aire. Una de las cosas que Jun no toleraba era que lo manosearan prodigándole mimos, cuando lo hacían se enojaba y se retiraba, no era que me fuera a atacar cuando me volvía cargoso, pero dejaba por sentado que no quería cariño, a pesar de esto nunca conocí fuera de Vadis, bestia más leal, compañera y querible.

El barco era una simple embarcación de tipo mercante con algunos soldados camuflados como tripulación. Este salió del puerto y desde el instante cero lo perseguí con un largavista y apenas se perdiera en el horizonte partimos en su búsqueda manteniéndonos en distancia prudente evitando el acercarnos demasiado y así alertando a un posible agresor. La formación en que habíamos tomado eran en V yo estando en la punta. Habrán pasado cinco o seis horas cuando al llegar al mar profundo vi una bengala, señal de que estaba el barco en problemas.

Apurando el aleteo llegamos a la embarcación y no vimos nada, simplemente el barco se había dejado de mover.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué se detuvieron?.- le grite a un soldado disfrazado.

- Un monstro nos atacó, tengan cuidado es terrible.

- No lo veo. ¿Dónde está?

- Esta bajo el agua, tengan cuidado.

Cambiamos a la formación O teniendo como blanco el barco cuando lo que viéramos nos llenó de espanto, tanto a nosotros como a nuestras monturas.

Del mar surgieron cinco gigantescos tentáculos como si de pulpo ralo se trataran, de tal tamaño que si los poníamos los tentáculos que veíamos juntos serian mas grande que la envergadura del barco, sin pensarlo grite.

- Presten lanzas, a mi señal ataquen.

Entonces baje en picada al ras del mar golpe con mi lanza a este alce agua con un golpe seco y dije casi a grito.

- Pared de hielo.

Cada vez que usaba la magia sentía como si una tención desconocida en mí se liberaba. Esta sensación alcanzo a esa agua que embistiera, como al resto del mar que bordeaba el barco se congelándose atrapando a los tentáculos y al barco. Yo pase por cerca del barco y me arroje con mi lanza y dije.

- Ahora.

Axel y Axis sin bajarse de sus monturas comenzaron a atacar los atrapados tentáculos haciendo saltar una espesa sangre muy coagulada, de color verde brillante y de olor nauseabundo, que de a ratos me hacía acordar por su consistencia a la carne de los cactus.

- Hundirá el barco. – Grito uno de los marineros que estaba peleando contra el monstro.

Al sentir que el barco comenzaba a bajar a unos niveles que no me agradaban dije nuevamente con un grito.

- Retírate.- Grite haciendo una seña hacia adelante y el hielo desapareció con la rapidez que vino.

Desde el aire los jinetes vieron como la monstruosidad de hundía en la negrura abismal dejando un rastro verde brillante. Despees de constatar que no había habido bajas y de que el barco estaba en buenas condiciones continuamos el viaje hasta el puerto, esta vez no atravesando el mar sino yendo por las costas para, de esta manera si venia el monstro estaríamos por sobre aviso. Tardo casi el triple en llegar pero informamos de lo ocurrido con una paloma mensajera que iba en la embarcación. 

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora