L8 Revelaciones (tercera parte)

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Al subir a por el laboratorio me puse a destilar la poción que saco a mi negativo. ¿Por qué lo hacía? No lo conocía a ciencia cierta, pero intuía que sería muy importante en el futuro, ahora solo cabía esperar para satisfacer mi curiosidad. Luego de ordenar lo destruido y de liberar a los elfos prisioneros baje de la montaña y me dirijo a por donde había matado a los tres ladrones. Cuando me allá en el lugar exacto pensé mucho en que hacer y decidí abrir mi tercer ojo y me arrodille en posición de suplicante.

- Les pido perdón por mi acción del pasado.

- ¿Quién eres tú?- Preguntaron tres nubes de vapor que aparecieran a unos metros de mi.

- Soy quien les torturó y los mato de forma cruel.

- Tú no eres, te ves igual pero no eres.- Estos hablaban siempre los tres juntos.

- Te pido perdón en su nombre.

- ¿Nuestro perdón nos devolverá la vida?

- Aunque no le perdones volverán a vivir.

- Tú eres noble y tú alma sincera, solo por ti le perdonamos.

Entonces saque tres semillas de mi bolso y las deje en el suelo, estas solas se enterraron. En unos cortos instantes crecieron tres gruesos árboles y de ellos surgieron aquellos tres que fueran muertos por mi negativo. Se miraban, se tocaban y su alegría se trasmitía de forma muy física y plausible.

- ¿Estamos vivos?.- Le pregunto una elfa a su hermano.

- Así parece.-Me miraron.- ¿Cuál es tu nombre?

- Mi nombre es Qwon de Pan Do.

- Llévanos a nuestro hogar, sé que sabes donde es.

Llame con otras semillas a tres caballos, tres perfectos corcéles y yo monte sobre Jun.

Al llegar a la ciudad se armó gran alboroto y tuve que paralizar a los guardias con mi magia para que no me atacaran. Alarmados los que no animaron a cercarse a mi tocaron campana que anunciaba un ataque, todos estaban confundidos y fui directo para el puesto de sus padres. Estos ya habían partido hacia su hogar así que los intercepte antes que se encerraran.

Me interpuse entre ellos y su salida y les dije arrodillándome ante ellos.

- Señor, Señora, les traigo de vuelta a sus hijos que tan cruelmente les fueran arrebatados, pero deben saber en qué ocasión lo fueron, estos quisieron asaltarme y fueron ajusticiados de forma muy terrible, yo los traigo para que ustedes los conviertan en seres de bien.

- Nuestros hijos fueron cremados, no traigas fantasmas aquí.- Dijo enfrentándome la mujer.

- Revisa las vasijas y veras que no están allí.

Entonces entramos en la casa y al abrir estos las vasijas funerarias vieron que aquellas estaban vacías.

- ¿Hijos, son ustedes?

- Si padre...- Respondió el varón.

Ya no era necesario que estuviera allí, entonces rastree donde vivía aquella mujer a la cual golpeara, su olor era muy fácil de encontrar, como para que lo olvidarlo. Cuando entre a aquella casa aquel hermano quiso atacarme nuevamente con un cuchillo y tuve que desarmarlo igual que lo hiciera en otrora. Con el cuchillo en mano, lo di vuelta y se lo entregue diciendo.

- Te pido perdón en nombre de quien te atacara y mancillarla tu honor. Serás recompensado.- Entonces le entregue una bolsa de monedas de oro.- Esto son para ti y para tu hermana.

- Ella quedo deforme, esto no bastara.

Entonces fui hacia ella que temblaba y simplemente la toque, el hechizo cosmético arreglo su rostro dándole fuerza a todo su cuerpo ademas de una renovada belleza según sus propios estándares.

- Deseo que lo perdonen en algún momento, él no estaba bien.- Entonces con una sonrisa simplemente desaparecí.

Fui a por Jun y volé hacia la montaña, no deseaba ser molestado, había mucho que hacer.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora