Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]

Capítulo LIX: En el fondo del lago negro.

Ser espectadora de una de las pruebas del torneo de los tres magos no se asemejaba a ser parte de una. La bruja había sido inducida en un profundo sueño por Dumbledore la noche anterior a la segunda prueba, y apenas logró despertar al concluir. Lo primero que sintió fue un helado frío que amenazaba con roerle hasta los huesos, el cual se fue acentuando mientras sentía que el frío provenía del agua helada que cubría su cuerpo.

Una bocana de aire fue lo segundo que sintió en el momento en que sacó la cabeza del lago y su novio corrió a tranquilizarla ayudándola a nadar hasta que despertara por completo. Una vez volvió en sí, el ruido de las tribunas proveniente de los estudiantes festejando la hizo sentir incomoda por estar en tal situación, pero los ignoró al volver a ver a Cedric a los ojos, aliviado y orgulloso de haber completado la prueba.

— Lo hiciste— exclamó Elynne nadando por sí sola en medio del lago antes de nadar hasta él y abrazarlo con fuerzas—. ¡Lo lograste!

— Y fui el primero— añadió el castaño sin soltarla provocando que la chica besara su mejilla con fuerzas—. Vamos, debemos nadar a la orilla y secarte, no quiero que te enfermes por mi culpa.

— Es de lo menos que deberías preocuparte, conociendo a Draco como lo hago debe estar por querer matarte— comentó nadando al lado de Diggory hacia la orilla en donde fueron recibidos por Pomfrey de manera inmediata envolviéndola en una manta que le pareció que le había puesto una camisa de fuerza. Para luego hacer lo mismo con su novio—. Gracias, pero estoy bien— le aseguró la azabache un poco incomoda por tener tantas personas mirándola.

— Deja de quejarte, ven— la calmó Cedric al notarla temblar del frío y quitarse su manta para también ponérsela encima sin pensarlo—. En cuanto termine el torneo iremos a mi habitación a tomar chocolate caliente entre mis sabanas— le susurró logrando hacerla sonreír y asentir deacuerdo con aquella propuesta.

— Tomen esto sin detenerse— les brindó Pomfrey una poción muy caliente a ambos que no tardaron en tomar, provocándoles que les saliera humo por las orejas, la cual los calentó un poco, aunque no lo suficiente para sentirse cómodos.