Capítulo LXXXV: Cierro los ojos cuando me duele.

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Gritos de personas discutiendo por algo fue lo que la hizo volver a despertar, sin querer abrir los ojos, al saber que en cuanto lo hiciera volvería a estar sola

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Gritos de personas discutiendo por algo fue lo que la hizo volver a despertar, sin querer abrir los ojos, al saber que en cuanto lo hiciera volvería a estar sola. No había apreciado lo suficiente el pequeño gesto de ver el rostro de Cedric cada vez que despertaba, sentir sus labios posarse sobre los suyos, unos labios que no volvería a probar. Las lágrimas se aproximaron a sus mejillas aun sin abrir los ojos, llevando sus piernas a su pecho para poder abrazarlas con fuerzas.

El dolor continuaba de manera perpetua en su cuerpo, sin tener indicios de desaparecer, lo cual sabía que nunca pasaría. Tendría que acostumbrarse a ese vacío, a ese dolor, vivir con él. Negó llorando sin ser capaz de hacerlo, de continuar con su vida, todo lo que necesitaba era salir corriendo del colegio, de todos.

El sonido de las voces que las despertaron fueron la que lograron que abriera los ojos, y observara primero sus manos vendadas, dándole a saber que lo había hecho Harry, aquel niño que no era su amigo se dedicó a quedarse a cuidarla. Aun si fuera por ordenes de su padrino, se sentía culpable por no haberlo tratado mejor antes, gracias a él aun seguía respirando, y no era un hecho que lograría olvidar con facilidad.

Débil por la falta de alimento por casi todo un día, apenas logró levantarse de la cama para ir en dirección a los gritos que cada vez eran más alto, sin ella tener una idea remota de que estaba sucediendo. Se mantuvo en silencio en cuanto salió de la habitación y desde la baranda de la segunda planta notó el origen de tanto alboroto.

— ¡No recibo ordenes tuya Potter! — le repitió de manera despectiva apuntándole con su varita, al igual que su amigo.

— Baja la varita Draco— le pidió la azabache sin poder alzar mucho la voz, pero logrando que los cinco estudiantes lograran verla, sobre todo su mejor amigo que la observaba asustado por ella—. ¿Cómo llegaron aquí?

— ¡¿Cómo llegamos aquí?! —preguntó con incredulidad—. ¡He estado preocupado por ti por horas, intenté ir por ti a la enfermería, pero estabas desaparecida! —le reclamó con dolor mientras bajaba su varita—. Ni siquiera te...

— ¿Me importó? No— le respondió con una mirada vacía, con sus ojos rojos cansados de tanto llorar, dándole razones suficiente para no alterarse por su actitud desinteresada—. No me importa nada, Draco— añadió dando la vuelta para ir de regreso a su habitación.

Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora