Capítulo XXXIV: Dónde su corazón no se rompa

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En los dos meses que llevaba con el tejón, se había acostumbrado a verlo con varias admiradoras intentándole hacer conversación, y coqueteándole cada vez que podían

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En los dos meses que llevaba con el tejón, se había acostumbrado a verlo con varias admiradoras intentándole hacer conversación, y coqueteándole cada vez que podían. El chico era guapo, con un buen cuerpo, y el campeón de quidditch de Hufflepuff desde que le ganó el año anterior a Potter. No obstante, cualquier otra escena que hubiera encontrado antes no se comparaba a encontrarlo rodeado en su sala común.

Se había sentado en uno de los sillones para una sola persona, de los pocos que habían allí de esa manera, pero eso no impidió que sus compañeras se le acercaran lo más que podían. Un par estaban sentadas en los reposabrazos, tres se peleaban a sus espalda para recostarse del espaldar, mientras que otras se limitaban a rodearlo sin poder acercarse aún más. Ni siquiera que sus amigos estuvieran al frente de él hablándole, impedían que las tejonas le coquetearan e intentaran llamar su atención.

Solía lidiar con sus celos cuando estaba con alguien, era normal que cualquier de sus intereses llamara la atención de alguien más, sin embargo, era la primera relación sexual exclusiva que tenía desde la primera, por lo que era casi imposible que sintiera enojo por las admiradoras de Diggory. Aún estaba a tiempo de dar la vuelta y retractarse, tenía las razones que necesitaba delante de ella, pero su orgullo pensó antes de que pudiera tomar una decisión.

El castaño sonrió en cuanto la notó caminar hacia, olvidándose por completo del resto. Elynne no pudo evitar reírse al ver como una chica lo llamaba, y él ni siquiera se daba cuenta de su presencia, fortaleciendo la confianza que tenía de saber que la una chica que le interesaba era ella, y que no tenía por qué desconfiar de él ni un solo segundo.

— Siento la demora, me entretuve con Draco— le saludó provocando que el chico se pusiera de pie casi de manera inmediata para ayudarla a quitarse la mochila y tomarla en sus manos.

— Temía que hubieras cambiado de opinión— comentó dejando la mochila encima de una mesa que se encontraba al lado del sofá—. Es suficiente por hoy, quiero un tiempo a solas con mi chica— despidió a sus compañeras logrando hacer reír a la azabache mientras las notaba mirarla con odio y celos—. Perdón por eso, intenté que...

Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora