Capitulo XIII: No soy las cosas que me llaman.

800 69 14
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los desayunos de los sábados eran aún más caóticos que los demás días en el gran comedor, por lo que no era difícil que terminaran por devorar el gran banquete de aquella mañana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los desayunos de los sábados eran aún más caóticos que los demás días en el gran comedor, por lo que no era difícil que terminaran por devorar el gran banquete de aquella mañana. Por experiencia Lynn sabía que si llegaba después de las diez las posibilidades de encontrar algo eran casi nulas por lo que no se preocupó por ir hasta allí en el momento en que salió de las mazmorras.

El camino a la cocina era uno que conocía a la perfección, al estar de intrusa allí para buscar siempre algo de comer o para guardar en su habitación para ser devorado en sus noches de insomnio. En el momento en que atravesó las puertas, los elfos domésticos no tardaron en abordarla con ganas de servirle a una de sus visitantes más habituales.

— ¡Dobby! — saludó a uno de ellos al identificarlo y sorprenderle que estuviera trabajando allí. Seguía igual que como lo recordaba, lo único diferente era la ropa.

Cuando el elfo trabajaba para los Malfoy, vestía siempre la misma funda de almohadón vieja y sucia. Pero aquel día llevaba la combinación de prendas de vestir más extraña que hubiera visto nunca. De sombrero llevaba una cubretetera en la que había puesto un montón de insignias, y, sobre el pecho desnudo, una corbata con dibujos de herraduras; a ello se sumaba lo que parecían ser unos pantalones de fútbol de niño, y unos extraños calcetines.

— Señorita Selwyn— chilló al correr hacía ella para saludarla con cariño, abrazándola de manera inmediata con fuerzas, al estar acostumbrado a demostrarle su afecto desde que era una niña.

— ¿Estás trabajando aquí? —preguntó con curiosidad al no haber sabido del elfo desde que supo que había sido liberado por una jugarreta de Potter al señor Malfoy.

— Sí, el profesor Dumbledore les ha dado trabajo a Winky y Dobby, señor—chilló Dobby emocionado, llamando la atención de la chica al escuchar el otro nombre que no llegó a reconocer.

— ¿Winky? —mencionó en busca de una explicación antes del elfo señalarle una elfina que se encontraba llorando en un rincón.

— Winky también es libre como Dobby— explicó de manera breve con su habitual voz chillona—. ¿Necesitaba algo señorita Selwyn? —le cuestionó antes de que varios elfos se acercaran a ella en búsqueda de una orden.

Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora