Capítulo XC: Adormeces un poco el dolor.

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El contacto fue más rápido de lo que sus pensamientos pudieron coordinar de lo que estaba sucediendo al no haberlo prevenido, no se imaginaba que se atrevería a besarla, ni siquiera después de decirle que la deseaba desde la primera vez que cruzar...

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El contacto fue más rápido de lo que sus pensamientos pudieron coordinar de lo que estaba sucediendo al no haberlo prevenido, no se imaginaba que se atrevería a besarla, ni siquiera después de decirle que la deseaba desde la primera vez que cruzaron más que un par de palabras. Solía ser quien daba el primer paso para los gestos de afecto con los hombres que han pasado por su vida al sentir que con eso podría tener control sobre lo que sucedía.

La falta de control de la situación no fue el problema en aquel casto beso, solo había tocado sus labios contra los suyos, un simple roce que lograba llenarla de una manera que no sabía que necesitaba. Nada más que sus labios se tocaban, no sobrepasaba su espacio personal intentando colocar sus manos sobre ella durante los primeros segundos, dejándola llenarse por completo de esas nuevas sensaciones que no sabía que podían existir.

Su cuerpo le exigía a gritos que ahí era donde pertenecía, con él, sin importar que no lo conociera, que no supiera con quien estaba tratando del todo, que escondía aquella aristocracia, los secretos que ni Narcissa le fue capaz de confesar. Solía ponerse barreras al interesarse en algún chico, solo con Severus no las necesitó al saber lo que quería de ella, y lo que podía darle, pero con los demás siempre se limitaba a no darlo todo de sí misma cuando los conocían, para evitar perderse en el camino.

Con Lucius no le importaba perderse sin rumbo, ni retorno.

Su magia se sentía plena por todo su cuerpo, como si esa parte que había adormecido desde la muerte de su prometido, volvía a despertar solo para sentirlo. Sus ojos terminaron por cerrarse de manera automática para concentrarse en lo bien que se sentía al besarlo de manera tan inocente, sin buscar nada más que sentirlo, hasta que poco a poco sintió la necesidad de más, de que tan bien podía hacerla sentir, si el dolor permanecería dormido si él estaba cerca.

Antes de que pudiera entreabrir los labios para capturar los del mago, este se alejó de golpe, haciéndola gemir de frustración por el deseo de querer más, de probar su boca, su sabor, su aliento entremezclándose con el suyo. Si con solo un leve roce había sido capaz de hacerla sentir viva, se cuestionaba que la haría sentir si la tocaba, si recorría todo su cuerpo, si la hacía suya.

— No— le dijo el rubio controlando sus propios impulsos al verla tan dispuesta delante de él, sabía que no tendría que persuadirla para que la dejara follarla hasta que se agotara, pero ella no era otra de sus chicas, otra mujer que se llevaba a la cama por aburrimiento—. Eso será suficiente por ahora— le advirtió absteniéndose de tocar su rostro, al saber que si lo hacía de nuevo terminaría por dejarse llevar de sus instintos y volvería a besarla sin ser capaz de detenerse.

— ¿Y si quiero más? —le preguntó sonriéndole con picardía al abrir los ojos y mirar el par de globos oculares color mercurio en el rostro del mago, oscuros, dilatados por el deseo que podía casi palparse entre ambos a pesar de no tocarse—. También lo deseas, tocarme, probarme...

Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora