Capítulo XXIII: Hazme sentir orgulloso.

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La fiesta culminó con la cumpleañera despidiéndose de cada uno de los invitados agradeciéndoles su visita y sus regalos de manera cortés, hasta que el jardín quedó vacío con solo la familia Selwyn en él

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La fiesta culminó con la cumpleañera despidiéndose de cada uno de los invitados agradeciéndoles su visita y sus regalos de manera cortés, hasta que el jardín quedó vacío con solo la familia Selwyn en él. La cual entró en silencio a la mansión, para luego los chicos subir a sus habitaciones casi corriendo, sobre todo Elynne quien moría por dejar de ver a su padre, y abrir todos los regalos que había recibido esa noche.

En el momento en que cerró la puerta de su habitación detrás de ella, suspiró con tranquilidad por saber que el día siguiente a primera hora tomaría el tren de vuelta a Hogwarts y que no volvería a ver a su padre hasta meses después cuando terminara el año. Sus zapatos fueron los primeros en abandonar su cuerpo dejándolos en algún rincón de la recamara, para continuar con su vestido, el cual colgó en una percha con cuidado, al saber lo costoso que era.

Con suerte podría extraerle los diamantes para venderlos y sobrevivir con ese dinero cuando escapara de su hogar. Lo siguiente fueron sus accesorios que terminaron en un rincón de un cajón, al saber que Mimi se encargaría de organizar todo en cuanto ella volviera al colegio, era uno de los tantos lujos de los que disfrutaba, pero que no extrañaría demasiado al marcharse. Su libertad valía más que todos los galeones que su familia podría tener.

Sonrió con tristeza al observar su habitación mientras se dirigía a tomar un largo baño para poder relajarse del día que había tenido. Sabía que muchos querían haber tenido una vida como ella, no era idiota para ignorar los problemas que traía la realidad, como que los galeones no crecían de los árboles, y que nadie que se encargara de ella le iba a costar más de lo que podía imaginar. Los Selwyn eran demasiados influyentes en el mundo mágico, tanto como para frustrar cualquier plan que tuviera, que tendría que luchar con puños y garras por sobrevivir. No obstante, no temía lo suficiente como para cambiar sus planes.

Cada instante que pasaba en su hogar solo la hacía confirmar lo mucho que quería huir de allí. No quería ni imaginar con quien pensaban comprometerla en aquella ocasión. Se adentró a la enorme tina de su baño para poder abrir el grifo y dejar que se llenara de agua caliente que relajó cada uno de sus músculos en cuanto tocó su piel.

Casi de manera involuntaria la extraña conversación con el señor Malfoy llegó a ella, sin querer pensarla demasiado. No era el primer hombre mayor que ella que la miraba con interés, pero seguía siendo el padre de su mejor amigo, era casi inconcebible que la deseara, que tuviera un leve interés en su persona. Por lo que prefirió creer que solo era su imaginación, que apenas estaba siendo amable, y lo había malinterpretado por completo.

Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora