Capítulo LXXXIV: El día sangra hasta el amanecer.

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El cuerpo de Cedric Diggory había sido dejado en la enfermería cubierto por una manta, hasta que pudieran sacarlo del colegio para darle la correcta sepultura

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El cuerpo de Cedric Diggory había sido dejado en la enfermería cubierto por una manta, hasta que pudieran sacarlo del colegio para darle la correcta sepultura. Sus padres se habían mantenido sentados en una camilla al lado del chico llorando sin encontrar consuelo, y sin poder consolar tampoco a la bruja que se había mantenido acostada al lado de él sin querer alejarse.

Eleonor había intentado hacerla entrar en razón aun con su propio dolor, pero había sido retirada de la enfermería por sus amigos sin poder continuar viendo la escena. Draco y su hermano intentaron llevársela, convencerla de darle alguna poción para dormir, pero la chica se había defendido con su varita, dispuesta a herir a quien intentara alejarla de Diggory, sin querer aun aceptar la realidad.

Hace unas horas había estado riendo con él, habían planeado su futuro, se iban a casar, su padre lo había aceptado. La chica maldijo por dentro reclamándose por haber confiado, por creer que su vida podía ser como quería, que podía amar y ser amada, que lo merecía, y allí estaba el destino, el universo, demostrándole que no lo hacía. Tenía muchas inseguridades, pero él siempre la entendía, la calmaba, estaba para ella sin esperar nada a cambio más que lo amara también.

Se odiaba por haber dudado de que funcionarían, odiaba el hecho de pensar que había desperdiciado tiempo con él en temer lo que le sucediera. Tenía sus razones para cada una de sus acciones, pero en ese momento ninguna podía ser justificada por ella, a pesar de que sin importar como hubiera actuado, o que hubiera hecho, los hechos no podían haber sido variados por ella. La situación se escapaba de sus manos y era lo que más le dolía en ese momento.

Porque le dolía, sentía una opresión en su pecho como si alguien la presionara con fuerzas, como si estuvieran arrancando su cuerpo de su alma, le habían quitado a su primer amor, y eso le dolía que cualquier maleficio o maldición que su padre le hubiera lanzado. Sus lágrimas en algún momento dejaron de brotar de sus ojos hinchados, limitándose a sollozar en silencio sin soltar el aun más frío cuerpo de su novio.

Apenas notó que el día había caído al notar los rayos de luz por la enfermería, sin haber cerrados los ojos una sola vez, con temor de que la sacaran de allí mientras dormía. Incluso los Diggory se habían retirado por algunas horas antes de volver, con un par de empleados del ministerio, que la chica imaginó que se encargaría de sacar a su novio de allí.

Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora