Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]

Capitulo XVI: Cuando la burbuja explota la realidad se impone

Las repetitivas advertencias de Elynne evocaron en Diggory que apenas girara a verla en cuanto la divisó entrar por el gran comedor logrando que varios chicos no disimularan dejar de comer para contemplarla por lo menos por unos segundos, detallando cada parte del cuerpo de la chica. Desde su entallado pantalón negro que lograba que sus posaderas se notaran más de lo habitual, sobre todo gracias a las botas de tacón medio que llevaba, hasta la blusa verde desahogada que no ocultaba su prominente busto. Su rostro como era habitual era casi angelical, a excepción de la sonrisa cínica que le encantaba adornar.

— Disimula un poco— se burló Eleonor sin poder soslayar disfrutar de ver a su mejor amigo embobado con la serpiente—. Pasaste el día con ella, hazte extrañar.

— Si comienzas a hostigarla va a aburrirse de ti más rápido de lo habitual— comentó Macavoy sin aprobar el encaprichamiento de su amigo con Selwyn, aceptaba que era una de las chicas más hermosas del colegio, pero no creía que valiera el esfuerzo dada su reputación.

— No va a aburrirse de nuestro chico— le apoyó Evans golpeando de manera amistosa el hombro del castaño logrando hacerlo sonreír—. Pasó el día con él, no creo que sea normal en ella...

— No es como si supiéramos mucho al respecto— se defendió Adrian continuando su desayuno, sin que le afectara mucho las decisiones de Diggory, había pasado los últimos tres años intentando hacerlo desistir de su amor platónico, sin éxito en absoluto.

— Y por eso es que deberías de dejar de creer todos los rumores acerca de Selwyn, nada se ha confirmado— exclamó Ross al terminar de devorar su trozo de pastel de manzana.

— Por alguna razón nacen los rumores, no seas inocente Nori, la chica grita zorra por todas partes— soltó el rubio ganándose una mirada de reproche de Cedric por llamar a su chica de esa manera—. Por favor Ced, mírala, adora llamar la atención, coquetea con quien le pase por el lado y...

— La última vez que revisé ser sexy no era un delito— exclamó Martin encogiéndose de hombros sin dudar en defender a su amigo y su enamoramiento, al saber lo importante que era para el castaño. Lo último que necesitaba era que quienes eran sus amigos se opusiera y destruyeran su felicidad—. Sino fuera por Cedric, a mí no me hubiera importado intentarlo...—soltó logrando hacer reír a sus amigos al saber que el castaño era leal a ellos sin importar lo que sucediera.