Capítulo LXXVII: Si solo pudiera abrazarte

420 46 38
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sus pieles se despegaron apenas segundos después de él hablar sin ser capaz de permanecer de esa manera por más tiempo, al sentir que necesitaban más del otro, que su magia se conectara aún más, lo cual asustaba a Elynne en cierto tono, al no sabe...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sus pieles se despegaron apenas segundos después de él hablar sin ser capaz de permanecer de esa manera por más tiempo, al sentir que necesitaban más del otro, que su magia se conectara aún más, lo cual asustaba a Elynne en cierto tono, al no saber que ocurría, o si su necesidad se limitaba a sentir el contacto físico suyo sin llegar a ser íntimo. Mientras que el rubio se aseguraba de respetar a la chica, como la mujer comprometida con otro que era, nunca se habría atrevido a confundirla sobre sus sentimientos, ni mucho menos ser egoísta con ella para tenerla para sí mismo sin importarle las consecuencias en la chica.

En cuanto solía atraerle alguna mujer, llamaba su atención sin importarle si era libre o no, tenía lo que quería en cuanto quisiera, trayendo consigo que muchas de sus amantes terminaran devastadas por dejar todo por él, cuando él solo necesitaba sus cuerpos hasta que se aburriera. Pero al ver los ojos turquesas de la bruja, no podía ser capaz de ser el responsable directo de sus lágrimas, de hacerla sufrir, o incluso de que se atreviera a odiarlo, podía conformarse con la manera en que se sentía cerca de ella, pero nunca con no volver a verla.

Les resultó eterno el tiempo por la manera en que Lucius dejó deslizar su mano de la suya, retrocediendo unos pasos en contra de sus instintos que le gritaban desde el fondo que no lo hiciera. La mirada de Elynne no se apartó de la suya extraño su contacto físico, como los escalofríos, la calidez y la extraña paz que le proporcionaba se la arrebataban sin ella oponerse, temerosa de que se trataban esas sensaciones.

Intentó no mostrar frustración en su rostro, desviando su atención al perfume del hombre que logró captar gracias a su breve cercanía, embriagándola hasta cerrar los ojos y notar su varonil perfume mezclado con té inglés, whiskey en su gran mayoría, y casi podía jurar que algo de humo, pero no supo si era por la chimenea o por algo más. Sonrió sin disimular como disfrutaba incluso de su aroma, antes de sonrojarse al notar lo que estaba haciendo.

— ¿Qué es lo que siente? —la apartó el mago de sus pensamientos, abriendo los ojos para verlo de nuevo sentado a poco más de un metro de distancia entre ellos—. Cuando la toco— fue más específico al no recibir respuesta de la chica.

Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora