Capítulo LXXXVII: Curioso como un recuerdo se convierte en una pesadilla.

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No necesitaba revisar los cajones de su cómoda para saber que allí no estarían las pertenencias de Cedric, en el momento en que entró y observó como todo estaba ordenado supo que Draco se había encargado de todo al conocerla lo suficiente para sab...

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No necesitaba revisar los cajones de su cómoda para saber que allí no estarían las pertenencias de Cedric, en el momento en que entró y observó como todo estaba ordenado supo que Draco se había encargado de todo al conocerla lo suficiente para saber que lo necesitaba. Aun así, las lágrimas no se tardaron en desbordar en cuanto se sentó en su cama, y copo se acostó en su regazo.

Le sonrió al pequeño gato con ironía al recordar que no lo había querido al principio, y que en ese momento no iba a dejarlo solo de nuevo, era lo único que tenía de Cedric. Un recordatorio viviente del gran primer amor de su vida. El suave pelaje de su pequeña mascota la reconfortó lo suficiente como para que sus lágrimas dejaran de brotar de sus ojos, mientras sus manos se encargaban de atrapar el resto.

— Gracias por tu ayuda, no es necesario que te quedes— le indicó a la niña que se encontraba de pie en la puerta en silencio logrando que negara sin su hermana comprender porque estaba allí—. Si Mav te dijo...

— No estoy aquí por Maverick— la interrumpió al saber lo que diría un poco intimidada por la azabache sin recordar la última vez que tuvieron una conversación decente—. Quería saber si estabas bien.

— No intentes fingir empatía Anya, desde que cumpliste los cinco años te he dejado de importar, y compartes la misma opinión que tiene la familia sobre mí— exclamó sin poder continuar con aquella farsa, aun no era suficientemente fuerte para tratar con ello.

— Por eso es que no te soporto a veces— se quejó la pelirroja con rabia sin atreverse a callarse de nuevo o solo insultarla antes de volverla a ignorar.

— Puedes irte, no espero nada de ti— la echó sin importarle lo que tuviera que decirle, la única persona de su familia que le importaba era su hermano menor, los demás solo eran personas que llevaban su misma sangre incluyéndola.

— Por supuesto que no— exclamó la niña negando con rabia—. Tienes razón, desde que tuve suficiente edad me alejé de ti, y tú lo permitiste, era una bebé, y me dejaste con ellos— la azabache le miró de manera incrédula sin haber esperado aquellas palabras—. Era una niña asustada que no tenía tanto valor como tú que se revelaba ante nuestro padre, tenía tanto miedo de que me castigaran como lo hacían contigo, que solo me quedó callarme y hacer lo que ellos esperaban de mí.

Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora