Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]

Capítulo XLII: Espero haber saciado tu curiosidad

Esperando que el niño que vivió la hubiera obedecido, la joven Selwyn lo esperó el sábado temprano con las branquialgas en un frasco, sin poder evitar reír al recordar que al final Severus terminó por acceder a regalársela después de un pequeño chantaje emocional. Sin sorprenderla, Potter llegó con veinte minutos de retraso corriendo, y apenas pudiendo respirar en cuanto entró a la sala aun exaltado por el esfuerzo.

— Olvidé poner la alarma— se disculpó extrañando un poco a la bruja al ser la primera vez que el chico le pedía disculpas por su tardanza—. Te hice caso, fui con la capa invisible al baño de los prefectos con el huevo...— explicó aun respirando con dificultad, teniéndole la confianza para hablarle del regalo de Dumbledore, al saber gracias a Sirius, que ella estaba enterada de su existencia.

— Era hora que me hicieras caso— lo regañó con sorna sin levantarse de su sillón—. ¿Descifraste el mensaje?

— Hermione me ayudó— Lynn hizo una mueca ante la mención de la hija de muggles—. Van a tomar algo preciado, lo llevaran al lago, y me darán una hora para buscarlo— le contó de manera breve lo que había descubierto—. Mione dice que debe haber criaturas peligrosas ahí debajo, pero lo más difícil va a ser permanecer en el agua una hora.

— Eso ya lo tengo cubierto— le aseguró señándole el frasco con algas que había colocado en la mesita del centro—. Es branquialgas, te ayudará a no morir ahogado en el lago.

— ¿De dónde sacaste...? —intentó formular la pregunta antes de él mismo responderse—. ¿Snape sabe que tomaste eso para dármelo?

— Sí, descuida— respondió sin darle la debida importancia—. Ahora lo que necesitas es aprender algunos hechizos de defensas, como dijiste, ahí debajo hay criaturas que pueden lastimarte, y no creo que quieras pasar tus últimos minutos de vida en el lago— bromeó antes de comenzar la lección de hechizos defensivos.

Enseñarle hechizos de defensas a Potter era aún más complicado que intentar dominar la magia de los elementos. El chico tenía buenos reflejos, eso no podía negarlo por más que quisiera, podía defenderse si la situación lo ameritaba, pero con los escasos hechizos defensivos que conocía, nada de esto valía la pena. La única buena noticia al respecto es que la segunda prueba sería a finales de febrero, por lo que tenía dos meses más para que aprendiera al menos dos hechizos que pudiera usar bajo el agua.