Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]

Capítulo LXXIX: Viviendo más allá de lo que tenías

En más de una ocasión el joven Malfoy quiso hacer algún comentario a Elynne de su conversación con su padre en la piscina, pero se abstuvo de hacerlo. No recordaba la última vez que la había visto tan tranquila, confiada de sí misma. La mirada que solía tener la azabache antes de volver a su hogar era una mezcla de melancolía y miedo, de incertidumbre de si antes de volver a verlo o regresar a Hogwarts tendría que enfrentarse a Maximiliann. Las consecuencias de sus discusiones.

Su miedo se le transmitía a su mejor amigo, y este no podía dejar de estar inquieto hasta volverla a ver, porque jamás se atrevía a decirle lo que sucedía por cartas, o durante sus conversaciones por chimeneas.

La mirada de su mejor amiga había cambiado, y aunque no le gustara la idea sabía que era gracias a su padre, a que él le había prometido protegerla incluso de su familia. Por ello no dudó en mantener sus comentarios de disgustos para sí mismo incluso durante el almuerzo con sus padres. Notando la manera en que apenas se cruzaban palabras, pero sobre todo de como ella reaccionaba cuando él hablaba.

Intentó convencerse de que, sin importar su vínculo, Elynne terminaría casándose con Cedric, y Lucius tendría que mantener sus distancias, que la fascinación que tenía por ella se mantendría en algo platónico, porque solo la idea de él acercándose a ella o dañándola, lo hacían olvidar que era su padre.

Sin permitir que sus pensamientos arruinaran el resto del día que tenía con Elynne antes de volver a verla al día siguiente en la fiesta, dejó atrás el tema para pasar el día con ella, prometiéndole estar el día siguiente en su casa de manera puntual, dándole el apoyo que siempre tendría de su parte. Aun así, cuando su madre la llevó desapareciendo con ella, sintió que no había hecho lo correcto en no hablarle de su conversación con su padre, ansiaba saber su punto de vista, su versión de la historia.

Negó observando el lugar que había ocupado Narcissa y Elynne, para luego sin decirle nada a su padre subir a su habitación, al saber que de todas formas él no tardaría en irse...

Al contrario de las demás veces que había dejado la mansión Malfoy, Elynne sonrió al llegar a su hogar de la mano de la bruja Black, a la cual despidió con un fuerte abrazo antes de que las rejas se abrieran con magia ante su presencia, y subir al carruaje que ya la esperaba puntual en la entrada. Movió la mano desde la parte trasera del transporte, saludando a la rubia hasta que la vio desaparecer.