Dark and Light

Capítulo 33

Sinceramente he llegado a tal punto que prefiero confiar en él a que estar bajo las garras de Noah, porque de alguna manera siento que Noah, me esconde muchas cosas y sus intenciones conmigo nunca fueron claras, aun sigo sin conocer cuáles eran sus propósitos.

Pero lo importante en este momento es ganar algo de tiempo para poder sanar cada una de las cicatrices que tengo porque en este estado va a ser imposible sobrevivir sola.

Es por eso que tan pronto esté completamente curada me iré y dejaré a Aidan, obvio no lo mencionaré porque no quiero que él me convenza de que debe ayudarme o tales cosas, no lo conozco y no se absolutamente nada sobre él, pero sí hasta este instante no me ha hecho daño entonces dudo que lo haga más adelante por lo tanto no es por miedo o temor a que él me lastime o me utilice para cosas malas, es más bien por su propio bien. Existen muchas personas que en este momento quieren dar con mi paradero, pero sólo a una de ellas me quiero enfrentar, solo a él, necesito enfrentarlo ya que quiero recuperar a mi bebé, mi único tesoro y lo más preciado que la vida me ha regalado y aunque no haya venido a este mundo por amor si vino para darme una luz de esperanza y una razón más por para vivir.

Exhalo mientras mi mirada sigue perdida por la ventana del auto viendo de forma perdida aquel paisaje borroso por lo rápido que va el auto, y de forma repentina algunos recuerdos llegan a mí.

Sus labios forman una sonrisa torcida cuando le grito todo el asco que me produce verle.

—Hagas lo que hagas y digas lo que digas no te escaparas de mi Sara Hudson, eres mía y siempre serás mía.

—¡Eres un maldito déjame ir, ya para con todo esto! —grito con desesperación.

—¿Qué es lo que no has entendido mi querida Sara? ¡Jamás te vas a ir de mi lado, escúchame bien, jamás! —vocifera muy seguro de sus palabras.

Yo intento hacer de todo por escapar, pero es inútil, su fuerza y agilidad son mayor que la mía.

—¡¡Mátame por favor, ya no quiero seguir con lo mismo, sólo hazlo!! —suelto en medio de la desesperación.

Él se acerca a mí y me agarra fuerte por el cabello. —La única forma en la que tu puedas morir es que yo así lo decida, pero para tu mala suerte cada día te quiero más viva que muerta ¿Será posible que puedas entender lo loco que me tienes? —Acerca su nariz a mi cabello para absorber su olor—. Eres mía y sólo mía. —rosa sus dedos por mi mejilla y yo me retuerzo del asco que me produce.

Las lágrimas no dejan de rodar por mi mejilla y el sabor metálico que siento en mi boca por la sangre a causa del golpe que me dio hace unos segundos comienza a ser fastidioso.

Y así un día más vuelvo a ser suya contra mi propia voluntad y sin poder hacer nada para defenderme.

Cada día es más difícil seguir así, siendo ultrajada y golpeada a diario.

Días después mi estómago comienza a experimentar sensaciones extrañas, y los vómitos y náuseas cada vez son más constantes, la comida casi no me provoca, él nota que hay algo extraño y yo deseo que no sea lo que se cruza por mi mente.

Luego que un día llega a casa con un médico el cual me revisa y toma una muestra de mi sangre, pero este a pesar de darse cuenta de los golpes y moretones que tengo por todo mi cuerpo no se inmuta, es como si ya supiera de mi existencia y supiera de qué forma vivo en esta casa por lo que actúa con naturalidad.

Después de eso pasan varios días donde no vuelvo a recibir ni un golpe y mucho menos abuso lo cual se me hace cada vez más extraño.

Hasta que una noche aparece y trae consigo unos papeles en las manos.