Capítulo 12

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Me incorporo de la cama para ver la nota que está encima de la ropa.

—Usa este vestido para que bajes a desayunar conmigo. Atte. Noah —dice la nota.

Dejo caer el papel en el sillón y me voy hacia el baño para darme una ducha.

Termino de ducharme y por consiguiente curo mis heridas que por cierto ya tienen mejor aspecto, busco entre la ropa que me trajeron ayer algo para colocarme que no sea tan llamativo como ese vestido rojo.

—Pero que se creerá él que estoy aquí por gusto y que bajare para desayunar juntos como si fuéramos muy amigos, pues que se olvide de eso. Tal vez no he demostrado mucho interés por largarme de este lugar, pero por alguna razón desconocida mi intuición me dice que debo quedarme o al menos hasta que así lo sienta. —Pienso.

Después de vestirme me acerco a la puerta un poco dudosa en salir, pero creo que es momento de al menos comenzar a conocer un poco esta casa.

Dejo salir un suspiro profundo y mi intriga fue el impulso que me ayudó a abrir esta puerta.

—Buenos días señorita, la estaba esperando. —pronuncia una mujer de algunos 40 años, trae un traje de esos ridículos que les hacen usar a las muchachas encargadas del aseo de la casa, cuanto detesto eso, cada vez que veo a una mujer con tal ropa puesta trae un amargo recuerdo a mi mente, ladeo la cabeza para esfumar tal pensamiento.

—Buenos días —contesto.

—Acompáñeme, ya el señor la está esperando en el jardín. —anuncia ella.

Yo no articulo más palabras y me dispongo a seguirla en completo silencio, mientras observo la casa a mi alrededor bajando las escaleras. Ya pasamos por un largo pasillo que tiene cuatro puertas, dos de cada lado y si incluyó la de la habitación donde em estoy quedando son cinco. Lo más curioso que pude detallar es el candado que tienen sujeto.

A cada escalón que piso crece más mi intriga por conocer este lugar, aunque a simple vista no tengo mucho por ver puesto que hay un salón amplio pero lo único que ocupaba es un mueble cerca de una chimenea. Las paredes están de un color blanco hueso, todo es tan simple, pero al mismo tiempo tiene un toque de elegancia.

Finalmente llego con la señora al jardín y ahí se encuentra él, Noah, sostiene un libro en sus manos y sus piernas están cruzadas, viste una camisa negra, pantalones y zapatos del mismo color ¿Será ese su color favorito?

Toda él grita elegancia, su forma de vestir, su pose al sentarse y sus rasgos.

Él me observa de pies a cabeza por un momento, pero no parece verse sorprendido lo cual se me hizo extraño ya que en vez de estar usando el vestido rojo extravagante por decirlo así puse un jean, una camiseta y unas zapatillas no altas.

—Buenos días Sara, puedes sentarte por favor. —ofrece él.

Yo no le respondo y sólo me siento, él deja de lado el libro y le pide a la muchacha que nos traiga el desayuno.

Esta es la primera vez que lo veo con mucha claridad, lo cual me ayuda a detallar mejor su rostro.

Sus ojos son oscuros y las pestañas largas hacen que su mirada sea aún más profunda, su cara fileña, labios carnosos, cutis y peinado casi que perfecto.

A simple mirar es perfecto de una forma irracional, sí irracional, pues es como el tipo de hombre que en su esplendor todo es elegancia, confianza y seguridad.

Pero eso no es lo único que yo veo en Noah, porque más allá de su físico llamativo y atrayente, cada parte de él me grita cosas diferentes.

Sus ojos expresan frialdad y te pueden hacer sentir temor en primera instancia, pero cuando ya logras ver más allá de esa mirada amenazante se puede encontrar algo diferente, lo cual no logro identificar muy bien, pero eso es lo que me ha hecho sentir segura en otras ocasiones.

Pueden ser tan ilógicos mis pensamientos o forma de ver las cosas, pero de cierta forma no todo en él está mal y digo no todo porque está claro que una buena persona con todo el sentido de la palabra no lo es.

¿Quién es Noah? Eso quiero saber.

Dark and LightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora