Capítulo 56

38 4 2
                                        

—Tú... ¿Tú qué haces aquí? —pregunto asombrada al ver su presencia, esto es algo que jamás me hubiera esperado.

—Me doy cuenta que ya saludaste nuestra visita. —interrumpe Noah dirigiéndose hacia nosotros mientras abotona su camisa, su semblante es neutro.

Tengo muchas emociones encontradas en este momento, no entiendo qué está sucediendo ¿Cómo que Noah, se refiere a Aidan como nuestra visita? ¿Qué carajos hace él aquí? Puedo decir que una parte de mi se encuentra aliviada al ver que él está bien y que sobre todo sigue con vida, sin embargo, no es la mejor forma de volver a verlo, no después de lo que ha pasado con Noah, quizás lo ha escuchado todo.

—Aidan, ¿Cómo es que tú?

—¿Estoy aquí? —Él termina mi frase y yo asiento.

Es claro que se ha dado cuenta que he estado con Noah, por su expresión de decepción lo puedo descifrar, aparte que mis gritos pudieron haber llegado hasta este lugar.

—Estas bien, no sabes cuanto me alegra verte. —digo interrumpiendo el silencio nuevamente.

—Sí, bueno hace un rato no recordabas que él existía. —interviene Noah, con ese comentario que lo único que hace es empeorar la situación y veo que Aidan muestra un poco de molestia en su rostro.

—Aidan, déjame explicarte. —Lo incomoda de la situación se hace evidente en mi forma de actuar, y lo único que quiero es explicarle que independientemente de la forma que no hayamos vuelto a ver, en verdad me alegra mucho que él esté bien.

—Tranquila Sara, no tienes nada que explicar. —él me sonríe por unos segundos.

La culpa que siento es fatal por lo que ha pasado, no quiero ni siquiera verle a los ojos y la actitud de Noah no me ayuda mucho tampoco.

Lo más extraño de todo es que él no se encuentra atado, tiene sus manos libres y su estado es neutro al igual que Noah, me confunde demasiado que ninguno de los dos esté a la defensiva.

—¿Será qué alguno de ustedes dos me puede decir que sucede? —corto con el silencio nuevamente y los miro a ambos esperando una respuesta, pero ninguno de los dos lo hace, no responden a mi pregunta y tampoco muestran intención de querer explicarme.

—Es hora de que se vayan. —Ordena Noah mirando a Aidan.

—¿Qué...? —incurro sorpresivamente—. ¿Cómo que nos vamos? —Frunzo el ceño porque ahora sí que no entiendo nada.

—Debemos irnos Sara, no entiendo por qué cuestionas el hecho que ya no estaremos encerrados contra nuestra voluntad. ¿Qué sucede contigo? —suelta Aidan cuestionando mi actitud.

—No es eso, es que no lo entiendo ¿Cómo es que ahora si me puedo ir así no más? —fijo mi mirada en Noah mientras hablo, es extraño pero todo esto no me convence, no puedo creer que él nos vaya a dejar ir, no así de fácil.

—Como te había dicho anteriormente tu hermano te cambio por la droga, pero ya él apareció y nos dijo donde la tiene guardada así que ya no tienes nada que hacer aquí, me parece que es un cambio justo. —enfatiza Noah.

—¡Justo! —sonrío sarcásticamente—, dices que yo te parezco un cambio justo cuando me comparas con la maldita droga que mi hermano te robo, eso es lo que soy entonces. —vocifero.

Lo quedo observando por un momento esperando a que por lo menos me responda y me dé una razón un poco más lógica. No sé porque me siento tan molesta, si por el contrario debería estar feliz porque ya por fin me iré de aquí, sin embargo, su respuesta lo único que ha causado en mí es enojo y algo más que no puedo describir.

A pesar de mi actitud él no me dice nada, sigue sin responderme y lo único que hace es darme una mirada fría, tal vez la más fría que he visto desde que lo conozco.

Eres un maldito, pienso mientras empuño mis manos a un costado de mis piernas. No puedo creer que hace un rato me hubiera entregado a un hombre que es un témpano de hielo, que solo me haya usado, aunque no sé de qué me quejo si yo misma provoque todo esto.

Mis ojos comienzan a aguarse, pero trato de contener las lágrimas, las cuales han sido provocadas por el enojo que siento.

—Perfecto, entonces debemos irnos ya, no soporto estar ni un minuto más en este lugar, aunque el asco que he sentido por estar aquí será difícil de borrar, sé que voy a hallar la forma de desaparecerlo. —digo mirando a Noah, y percibo como mueve su mandíbula e intenta moverse, pero se detiene, no pronuncia más palabras y sé que muestra esa reacción porque se ha sentido ofendido.

Tomo la mano de Aidan y lo último que hago es darle una mirada de desprecio a Noah, una que tal vez nunca en la vida ninguno de los dos podrá olvidar.

Dark and LightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora