El hombre inquebrantable y dominante que conocí estaba ahora vulnerable frente a mí. No pude contener las lágrimas que comenzaron a correr por mi rostro, una tras otra, mezclándose con la pesada atmósfera de la habitación.
Decidí dar la vuelta, decidida a dejar atrás ese maldito lugar, ese capítulo lleno de dolor. Pero antes de que pudiera dar el primer paso, su voz debilitada me detuvo.
—Ella te amaba. —Su tono estaba roto, seguido de una tos que le arrancó un gemido de dolor—. Desde el momento en que supo que vendrías en camino... ella te amó.
Sus palabras me golpearon como una ola. Me quedé inmóvil, con la mirada fija en la puerta, sin saber si debía seguir o girarme para enfrentar la verdad que había esperado toda mi vida escuchar.
El silencio que siguió a sus palabras se sentía pesado, como si el aire mismo se hubiese detenido. Mi mente se llenó de imágenes que nunca llegué a vivir, de recuerdos que no eran míos: una madre que me amaba, una vida que nunca existió, un vacío que siempre estuvo ahí.
Me giré lentamente, mis piernas temblaban, pero mis ojos buscaron los suyos, buscando algo más, una confirmación, una verdad oculta en esa mirada que solo había sido cruel.
—¿Por qué me dices esto? —pregunté, y mi voz apenas fue un susurro.
Él me observó, sus labios se movieron, pero no emitieron sonido al principio. Parecía luchar consigo mismo, con el dolor, con el peso de lo que estaba por decir. Finalmente, su voz salió rota y débil.
—Porque cada vez que te veía... la veía a ella. Y no podía soportarlo.
Esas palabras se clavaron en mi pecho como cuchillas. Mis lágrimas fluían sin control, pero esta vez no era solo dolor; había algo más: furia, tristeza, pero también una tenue comprensión.
Me acerqué un paso más, a pesar del temblor en mi cuerpo. Ya no era el hombre que me aterrorizaba, no era la figura que moldeó mi vida con sufrimiento. Ahora era solo un hombre roto, alguien que había destruido todo por no saber cómo lidiar con su propio dolor.
—Ella no habría querido esto —dije, mi voz firme, aunque mis manos temblaban—. Ella no habría querido que me convirtieras en un reflejo de tu odio.
Sus ojos se cerraron lentamente, como si mis palabras le hubiesen alcanzado finalmente. Respiró con dificultad, y su siguiente frase fue apenas un murmullo.
—No... no lo habría querido.
Sentí que algo dentro de mí se rompía, pero también algo se liberaba. No había nada más que decir, nada más que hacer. Retrocedí, dejando que el peso de todo lo que había pasado se asentara sobre mis hombros.
—Adiós, padre —murmuré, más para mí que para él.
Cuando me giré esta vez, Noah estaba en el marco de la puerta, observando en silencio. Su mirada se cruzó con la mía, y aunque no dijo nada, entendí que sabía lo que estaba sintiendo.
Caminé hacia él, y cuando pasé a su lado, sentí su mano en mi hombro. Un gesto sencillo, pero suficiente para recordarme que aún quedaba algo por delante.
—Es hora de irnos —dijo, su tono bajo y firme.
No miré hacia atrás. No podía. Atrás solo quedaban las ruinas de una vida que nunca debería haber sido.

ESTÁS LEYENDO
Dark and Light
Misterio / SuspensoElla es un punto intermedio entre la luz y la oscuridad. Ellos son la perfecta combinación del bien y él mal. ¿Quieres saber que pasará en esta historia? Acompaña a Sara en su viaje lleno de incertidumbres, donde cada elección podría cambiarlo tod...