Capítulo 42

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Trato de controlarme y relajo un poco mi cuerpo, guardo mi celular y sonrío mientras abro la puerta del coche, pero no pasa mucho tiempo cuando mi celular vuelve a sonar.

Contesto la llamada.

—Debo admitir que esto no me lo esperaba, siempre supe que eras algo astuto, pero no qué tanto, también voy a confesarte que me molesto mucho entrar a tu apartamento y no encontrar absolutamente nada, sí, puedes creerlo yo en persona quise venir por ella, pero solo quiero dejarte algo bien claro y es que el juego que intentas jugar va a ser tu perdición.

Sonrío ante tales palabras.

—No le temo a nada, no existe algo en este mundo que me pueda hacer paralizar, no existe nada ni nadie que pueda controlar mis sentidos, no siento temor, no siento miedo, no siento alegría y mucho menos felicidad. En pocas palabras podría decir que soy una persona vacía sin emociones, no me importa el dinero y mucho menos el poder, pero son dos cosas tan necesarias, tan necesarias para satisfacer lo único que me hace vivir y eso son mis deseos. —Enciendo el auto—. Y jugar con la tranquilidad de aquellas personas que tienen deudas conmigo, pero que solo yo elijo cómo cobrarlas. —después decir esas últimas palabras pongo en marcha el auto.

Repaso en mi mente todo lo que hice ayer después de lo sucedido con Sara.

Mientras el doctor consigue el oxígeno y cura la herida que ella se provocó en el brazo, herida que alcanzó a tocar una de sus venas y que por ello ha perdido mucha sangre.

Ordeno a Antonio que saque todo de este lugar y que se deshaga de esas cosas, de cada prenda y cada alfiler. Al doctor terminar con Sara, la sacamos del lugar, pero no por la parte en la que entramos sino por una puerta secreta. Sí, una puerta de la cual solo yo tengo el acceso ya que soy el dueño del edificio y fui quien ordeno que lo construyeran de tal forma.

Después de eso nos trasladamos a una de mis casas, la cual utilizo muy poco y que en estos momentos solo el doctor y yo tenemos conocimiento de cómo llegar a ella y de que esta existe.

Todo esto lo hago porque sé que él me ha estado siguiendo y resulta un poco divertido hacerle creer que me quedaría en ese lugar.

Exhalo y me quedo pensando en la conversación que tuvimos.

Por lo que me lleva a creer que en este mundo hay una variedad de personas las cuales experimentan algo llamado sentimientos, amor, felicidad, alegría... sensaciones que lo único que provocan es volver a las personas cada vez más dóciles, esclavos de sí mismo, de lo que sienten, volviéndose sumisos y obedientes. Pero esas emociones no hacen parte de mí, no reconozco lo que es el amor, la felicidad o sentir compasión.

Compasión...

Me quedo por un momento solo pensando en esta última palabra y recuerdo las veces que he ayudado a Sara, en situaciones donde su vida ha estado en riesgo. —Inconscientemente acelero el coche—. Acaso yo... ¿He sentido compasión por ella? —Freno el auto, y desvío esas absurdas ideas de mi cabeza—, claro que no, yo no podría sentir nada por ella ya que lo único que en este momento me ata a ti, es esa deuda que debo cobrar y tú Sara, serás el medio para efectuarlo.

Me bajo del carro y camino hacia la bodega donde se encuentran las personas que estaban interfiriendo en mis planes.

—¿Dónde los tienen? —pregunto al hombre encargado de la vigilancia.

—La mujer y uno de ellos están en el segundo piso y el hombre que se encuentra herido está en una de las habitaciones ya que por su condición escogimos mantenerlo ahí hasta que usted nos ordenara que hacer.

—Muy bien. —respondo y entro al lugar.

Voy caminando por un pasillo a pasos lentos, mientras decido qué hacer con ellos, y el sonido de mis pisadas va haciendo eco por todo el lugar ya que este es un sitio bastante encerrado y poco habitado.

Mi primer destino ha sido llegar donde estaba la mujer y el hombre a quien Sara había llamado con el nombre de Nef.

Estos se quedan mirándome y yo a ellos, pero es extraño porque no reflejan miedo ya que se muestran tranquilos y la verdad no sé qué intentan probar con eso.

Luego volteo la mirada hacia otro pasillo el cual me llevara hasta donde están las habitaciones en especial a donde se encuentra él, Aidan. —pronuncio ese nombre en mi mente con algo de molestia.

Dark and LightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora