Capítulo 30

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Narra Aidan

Su extraña forma de caminar en círculos ha llegado al borde de hacerme desesperar, pero también llama mucho mi atención. ¿Por qué lo hace? Ella es un tanto rara, sonrío internamente.

—¡Ya basta! —Logro captar su atención y queda un poco desconcertada, quizás por mi tono de voz—, podrías por favor dejar de hacer eso.

Ella asiente y solo obedece, ¿Acaso es así siempre? ¿Por qué no se queja? Se limita a hacer lo que le pedo sin decirme nada.

Ahora se dirige en dirección a mí, su largo cabello se desordena por el viento y provoca que algunas veces choque con su rostro, sus pasos son lentos y en contados segundos logra quedar en frente de mí.

—¿Por qué tu amigo demora tanto? —Su voz suena suave, delicada y pasiva.

—Está resolviendo algo, me dijo que pronto llegará, así que no te preocupes. —Trato de tranquilizarla.

—Ok, es que me impacienta un poco estar aquí afuera, toda persona que pasa siento que pone sus ojos en nosotros. —afirma mostrando una clara preocupación.

—Tal vez, porque eres bonita y solo llamas su atención. —Me divierte ver como sus mejillas se tornan rojas.

Intenta hablar, pero solo guarda sus palabras creo que no fue muy apropiado que le dijera eso.

Esta vez su cabello fue separado por completo de su cara, la brisa haciendo su cometido logra hacer esto, y de esta forma puedo observar su rostro. Es hermosa en una forma única, aunque su tez se ve un poco deshidratada y sus labios igual, y el color oscuro que se muestra debajo de sus ojos resalta un extremo cansancio.

Lo divertido que me había sentido hace un momento se esfuma y fijo mi rostro serio y frío, ella al parecer lo nota, pero sus ojos por más que tratan de mostrarse igual no lo logran.

Todo el tiempo trae esa mirada consigo, esa mirada que en momentos se convierte en parte de mi reflejo.

El recuerdo de ese momento llega a mí.

Su angustia es tan grande que su voz no logra salir, su pecho sube y baja en un ritmo muy acelerado, su aspecto no se ve agradable.

Desespero, miedo, temor... ¿Qué es lo que grita en sí? no puedo descifrarlo con exactitud.

Su voz es inconstante, no logra articular bien sus palabras cuando habla por primera vez.

—Por favor, ayúdame. —esta vez las pronuncia bien.

Esas fueron las palabras que oprimieron mi pecho en ese momento, y su mirada por primera vez me hizo verme a mí.

—¡Aidan! —Aparece Nef, sacando esos recuerdos de mi mente—. Me dejaste preocupado con esa llamada no pude venir de inmediato, pero hice todo lo posible, y aquí estoy, dime ¿Qué ocurre? ¿Quién es ella? —pregunta señalando a Sara con la mirada.

—No tengo tiempo para explicarte ahora, pero necesito que me hagas un favor.

—¿Claro de qué se trata? —incurre bastante curioso.

Yo no digo exactamente lo que necesito, solo comento que estoy aquí por cuestiones de seguridad a lo que él claramente entiende a qué me refiero.

Su expresión se torna neutra, sin embargo, en el fondo él sabe que algo obviamente no está bien, pero no me cuestiona sólo me da un asentimiento de cabeza y nos invita a pasar a su casa.

Giro mi cabeza hacia todos lados para observar que todo esté bien y entro a la casa, ya estando dentro Nef, camina hacia su habitación mientras Sara, aún más confundida me interroga con sus ojos.

Por muchos años quise alejarme de mi propio destino, quise ser mejor persona, tener una vida tranquila y llena de paz, vivir lejos de la oscuridad.

Sin embargo, la miro a ella y siento que es hora de afrontar mi verdad y si tengo que luchar contra la oscuridad o unirme a ella para poder lograr mi objetivo, entonces lo haré.

Ella y yo nos quedamos viendo fijamente por algunos minutos sin pronunciar ni una sola palabra, no es incomodó por el contrario por alguna extraña razón estar cerca de ella me hace sentir confiado, siento que no puede hacerme daño aún sin saber nada de su vida la cual se ha convertido en un enigma para mí.

Dark and LightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora