Capítulo 24

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Cansado y adormecido se encuentra todo mi cuerpo, intento moverme, pero una fuerte corriente recorre por todo mi brazo izquierdo. mis párpados los siento pesados y por eso se me dificulta poder abrir bien los ojos.

—Está despertando. —Escucho la voz de una mujer y siento como alguien se acercó a mí.

—¿Cómo te sientes? —Esa voz, pienso, la conozco y entonces los recuerdos llegan a mí.

Necesito escapar....

No dejes que me atrapen...

Te has convertido en mi preocupación...

—¿Dónde estoy? —pregunto adormecida.

—Estas a salvo, no te esfuerces tanto, tu cuerpo está muy lastimado y tuvimos que sedarte para poder curarte. —dije la mujer.

—No puede ser, estoy en un hospital. —Trato de incorporarme de la cama—. Tengo que irme de aquí, ellos vendrán por mí, te advertí que no me trajeras a un hospital.

—Tranquila, no estamos en un hospital, estas en mi casa. —responde ella.

Finalmente logro abrir bien mis ojos y efectivamente no es un hospital donde me encuentro, lo cual agradezco mucho.

—¿Quién eres tú? —Señalo a la mujer con mi vista.

—Soy enfermera y estoy aquí para ayudarte, no te preocupes estarás bien, mi nombre es Tania.

Yo sólo asiento y cierro mis ojos nuevamente, el efecto del sedante aún no se me pasa porque mis ojos aun los siento pesados y no tengo control total de mi cuerpo, no quiero dormirme sin saber si de verdad estoy a salvo, pero poco a poco siento que pierdo la noción de todo.

.................

Escucho las voces de dos personas e inmediatamente me despierto recordando cada cosa que hasta el momento había pasado.

Esta vez ya he conseguido ponerme de pie así que camino hacia la puerta de la habitación la cual está abierta y apenas coloco un pie fuera de esta llamo la atención de dos personas.

El chico misterioso y digo misterioso porque hasta el momento no se nada del él, ni siquiera sé su nombre y junto a él se encuentra, Tania.

—Oh ya despertaste. —Habla ella.

—¿Por cuánto tiempo estuve dormida? —incurro esperando que no haya sido demasiado.

—Como algunas dos horas —responde, Tania—. Ven siéntate aquí —dice mostrando el sofá.

—Ya debo irme, si necesitas algo más sabes que cuentas conmigo y quedan en su casa. —Expresa mirándolo a él, en sus ojos veo muchas cosas, por la forma en cómo le habla y lo ve es igual a la de una persona enamorada, tal vez es su novia—. Adiós Sara, espero que todo salga bien.

Yo asiento y agradezco por todo, ella asiente igual y sale de la casa acompañada por él.

Me siento en el sofá y espero a que él regrese, quizás es este el momento en que me toque responder a muchas preguntas.

Él entra nuevamente a la casa, su expresión es neutra, no sonríe, pero tampoco se ve molesto.

Yo por mi parte también estoy neutral solo que me siento un poco extraña, y como no estarlo si estoy en la casa de alguien a quien no conozco, sin embargo, no creo que sea una mala persona porque de lo contrario no me hubiera ayudado.

Él se acerca y se sienta en un mueble frente a mí.

—¿Cómo te sientes? —es lo primero en él preguntar.

—Estoy bien gracias, sé que estas muy confundido por todo lo que ha pasado y...

Me interrumpe.

—Espera, sí hay muchas que necesito saber, pero creo que antes debes comer algo. —Se pone de pie y camina hasta la cocina, al regresar trae con él una bandeja de comida, unas tostadas con huevos y jugo de naranja y todo eso lo devoro en unos segundos, ya recuerdo cuando fue la última vez que probé algo de comer.

—Disculpa, es que. —trato de explicar el por qué estoy comiendo tan rápido, pero nuevamente me interrumpe

—No te disculpes, solo come tranquila y si quieres te puedo traer más.

—No, ya estoy bien gracias.

—Ok, ahora si debemos hablar.

Yo asiento y aparto la bandeja.

—¿Qué necesitas saber?

—Todo.

—Ok, esta bien, pero primero quiero saber ¿Cuál es tu nombre?

Dark and LightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora