Capítulo 45

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Narra Sara.

Horas antes...

—Uno... dos... tres... Ya terminé de contar y justo ahora saldré a buscarte. Ay no ¿Por qué siempre me la pones tan difícil? Sabías que eres muy bueno escondiéndote cariño —dijo mientras busco en cada rincón de la casa fingiendo que no lo he visto de pie frente al sofá con un florero cubriendo su rostro—. No, no, yo me rindo, de verdad que eres muy bueno escondiéndote. —Finjo estar exhausta y me tiro en el sofá.

—Buuu... —grita él mientras corre y luego de un salto queda en mis piernas.

—Aquí estás amor. —Lo abrazo y le doy un beso en la frente.

—Mamita, no pudiste encontrarme porque me volví invisible, porque yo estaba justo ahí, detrás de ese florero. —Señala.

—No, mi cielo, no pude verte y vaya que eres muy bueno en esto. —Sonrío y él me responde con la sonrisa más tierna y hermosa que haya visto.

—Mamita, puedo pedirte algo.

—Claro amor, lo que sea.

—Nunca me dejes solito, sí, es que yo no quiero alejarme nunca de ti.

Esas palabras parten en dos mi corazón haciendo que este se encoja en mi pecho y en mi garganta se forme un gran nudo que casi puedo sentir que me asfixia.

—Por supuesto que no mi amor, yo no te voy a dejar solo. —Lo abrazo y me levanto del sofá con él en mis brazos—. Ya es hora de ir a dormir. —Camino hasta su habitación y lo acuesto en la cama— Escucha amor, yo jamás te voy a dejar solo, pero si en algún momento notas que estoy ausente es porque salí a buscar un lugar bien bonito para nosotros, donde podamos vivir muy felices, ok.

—Solo no demores mucho, mamita. —Me da un beso en la mejilla. —Buenas noches mamita, te amo.

—Buenas noches amor, yo te amo más. —Planto un beso en su frente y luego salgo de la habitación.

Abro mis ojos y suspiro hondo al notar que todo ha sido un recuerdo convertido en un sueño, que no estoy con él, que no lo tengo en mis brazos. Luego miro a mi alrededor y veo algo extraño ¿Dónde estoy? es lo primero que me pregunto, y los recuerdos llegaron.

El desespero y la ansiedad que me provoco el estar encerrada fue tan grande que volví a lastimarme como solía hacerlo cuando mi madre me dejaba encerrada en una habitación cada vez que quería, o me castigaba sin razón alguna.

Sentir dolor en mi cuerpo es la forma que mejor encuentro para poder soportar el estar encerrada.

Luego siento que tengo puesta una mascarilla de oxígeno y trato de revisar mi brazo y puedo ver que está vendado, giro mi cabeza alrededor de todo el lugar y es claro que no estoy en ningún hospital, es una habitación.

—Alguien se está duchando. —Pienso al escuchar el ruido del agua detrás de una puerta lo cual me hace imaginar que es un baño.

Minutos después se abre la puerta y sale Noah, completamente desnudo, pero no me mira, no se percata de que estoy despierta, minutos después lo hace y sin importarle que lo estoy viendo se viste de una forma tan despreocupada y tranquila, como si le diera igual que lo observe.

La distancia en la que se encuentra no es mucha, sin embargo, la habitación se ve algo oscura en la parte donde él esta, ya que la lampara que está encendida no alcanza a alumbrar hasta allá.

Cuando termina de vestirse camina hasta el sofá y yo no quito la mirada en ningún momento de él.

Cuando se recuesta al sofá inclina su cabeza hacia atrás, no puedo evitar observarlo y con ello notar algo que me dejo muy sorprendida, tanto que me hace sentir una sensación extraña en mi garganta, y mis ojos se llenan de lágrimas, pese a aquellos recuerdos.

Dark and LightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora