Dark and Light

Capítulo 47

Luego el hombre que me tiene cargada abre la puerta de un coche y me baja dentro este.

—¿Quiénes son ustedes? —pregunto, pero no obtengo respuesta alguna.

Cada vez me siento más nerviosa y preocupada puesto que no sé a dónde me llevan y mucho menos qué harán conmigo. Aunque solo soy una niña, sé que esto no está bien y que algo malo se esconde tras todo esto.

Después de haber pasado un cierto tiempo llegamos a una casa, la cual por fuera se ve enorme. Ellos no cubrieron mis ojos en ningún momento.

Me bajan del auto y me piden que camine, uno de ellos va detrás de mí y el otro delante, y lo sigo en completo silencio.

Cuando vamos cruzando por un jardín veo a dos personas a cierta distancia, bueno en realidad son dos niños, uno se ve un poco mayor que yo y el otro parece ser como de mi edad.

El primer chico en observarme es el que parece ser mayor, me mira sin ningún reflejo de curiosidad, sin ningún reflejo de asombro o inquietud, mientras que yo le pido ayuda con la mirada.

No me fijo mucho en el otro chico y mucho menos sé si él pudo verme, lo único que alcanzo a notar de él es su color de cabello.

Entramos en la casa y el hombre que va delante de mí me guía por un pasillo que luego da paso a una puerta que después de abrirla se notan unas escaleras, al comenzar a bajar por estas, cada escalón que piso es un pálpito de angustia en mi pecho.

Cuando estoy casi por desaparecer y perder la vista del pasillo, giro mi cabeza hacia atrás y mi cabello golpea mi rostro y al este regresar a su lugar lo veo a él nuevamente.

Sus brazos están caídos y su postura es firme, su cabello negro alcanza a tocar sus ojos.

Nuestras miradas se quedan perdidas del uno al otro y una punzada en mi pecho nuevamente comienzo a sentir, solo que esta vez es diferente, no es de angustia, es de temor.

Inexplicablemente puedo describir por qué siento eso en este momento, pero lo que sí puedo decir es que su aura es oscura.

Vuelvo a ver los escalones y sigo bajándolos, hasta este punto la angustia no es lo único que me acompañaba, también la incertidumbre de no saber que me espera al llegar allá bajo.

Ya estando en el final de los escalones, nos encontramos con dos personas más, dos hombres de algunos 35 años.

—Llegaron. —pronuncia uno de ellos.

Yo me enfoco y algo en su rostro y algo de él se me hace familiar, siento que de alguna parte lo conozco, sus ojos me recuerdan a alguien ¿A quién? Esa es mi interrogante.

—llévenla allá dentro. —ordena el otro señor mientras señalo hacia una puerta.

Este otro hombre se me hace parecido a uno de los chicos que vi allá fuera, al que parece reflejar mi edad. Su cabello es rojizo igual que el de aquel niño.

Los hombres que me han traído a este lugar me llevan hasta la puerta que ese tipo señalo y me hacen entrar para dejarme ahí sola y encerrada.

Observo a mi alrededor, no es una habitación, sin embargo, tiene una especie de colchoneta en el piso, la cual se encuentra algo deteriorada, y esto es lo único que hay aquí. El lugar no tiene ningún tipo de ventilación y el ambiente se siente pesado, si me mantengo controlada no será difícil quedarme aquí, pero el pánico que comienzo a sentir es horrible, claustrofobia, me dijo dicho, Carla, que se llamaba la sensación que me provocaba el estar en un lugar así, tal como sucede cuando mamá me encierra para castigarme.

A diferencia de esas otras veces, esta vez no he sido golpeada así que no puedo sentir ningún tipo de dolor en mi cuerpo y sentir ese dolor es justo lo que necesita.

De alguna u otra forma el dolor me hace mantenerme de pie, me permite soportar y aguantar el tiempo que duro en un lugar así.

Así que me desespero y comienzo a caminar de un lugar a otro, golpeo la puerta varias veces para que me saquen de aquí, pero nadie me hace caso.

Entonces me detengo y observo mi brazo, lo que hago después con mis dientes es muy doloroso, pero no encontraba otra salida.

Las lágrimas comenzaron a salir y comienzo a mirar por todo el lugar nuevamente hasta que descubro una cámara, la cual reconocí como tal porque muchas veces las vi en lugares como restaurantes o tiendas de ropa, cuando pasaba por estos mirando lo que había dentro.

Inclino mi cabeza en dirección a ella y con lágrimas en mis ojos, y en casi un susurro pido auxilio.