No sé cuánto tiempo ha pasado, pero parece que ha sido una eternidad, por más que he corrido, no he logrado conseguir salir de este lugar. Siento que me debilitó, mis piernas están cansadas y no sé hasta dónde voy a poder llegar.
El oscuro y turbio aspecto de este sitio me dificulta ver hacia dónde me dirijo, parece que estuviera divagando en un callejón sin salida o un laberinto de la muerte, debido a que soy perseguida por dos extraños: dos personas que estoy segura lo que menos quieren es hacer algo bueno conmigo.
—Por más que corras, no escaparás tan fácilmente de nosotros. —grita uno de ellos.
—¡Diablos! Debo apresurarme antes que logren alcanzarme —murmuro.
Y entonces pasa.
Tropiezo con un objeto que no logro observar.
Me lastimo una pierna.
Uno de ellos anuncia haberme encontrado.
Y el dolor insoportable que me causa el hecho que él me haya jalado de esa forma tan abrupta por mi cabello, provoca en mí soltar un fuerte grito.
Antes que pueda decir nada, me tira sin ninguna compasión al piso, y yo un poco inconsciente por el golpe provocado al caer, no puedo reaccionar y solo pienso que este puede llegar a ser mi fin.
Un agonizante quejido deja mis labios al instante en que esté demanda patadas a mi estómago.
—Querías hacerte la lista, pero con eso solo provocaste en mí un deseo insaciable de tenerte entre mis brazos. —Se tira al piso para quedar cerca de mí, mientras toma una mata de mi cabello y absorbe su olor como un completo depravado—. Debo admitir que desde un inicio me sentí muy atraído por ti, pero al mismo tiempo me pareciste tan simple, sin embargo —Rosa sus manos por mi cara—, desde el momento que escapaste de mí, te convertiste en mi presa y yo tu cazador: un juego que para mí va a ser muy satisfactorio ganar —dice aquel hombre con mirada de desquiciado mental y ojos de diversos colores.
Le doy una mirada de asco, y en un movimiento brusco me alejo de él después de haber escupido su rostro.
Él no muestra ningún tipo de emoción, solo me mira fijo a los ojos sin pestañear, sus ojos esta vez los pude detallar mejor, uno de ellos era de un color azul claro con rayas doradas, y el otro es de un color un poco indescriptible, tenía una combinación de colores que le daban un aspecto oscuro, lo cual volvía su mirada un poco intensa. ¿Cómo puedo detallarlo? Pues lo hago gracias a la linterna que trajo con él.
—Qué quieres de mí —interpelo.
Su vista no se aparta de mí en ningún momento, solo que después de mi pregunta sus labios dibujan una sonrisa, pero no una de esas que te dicen que todo estará bien y que no me pasaría nada malo. Esta es más una sonrisa protervia, que en todo su esplendor irradia maldad y perversión.
Luego él se incorpora y comienza a revisar el lugar con la linterna, y yo me aprovecho de un momento de descuido para levantarme y así poder huir. Aun con mi cuerpo muy adolorido por los golpes recibidos doy mi mejor esfuerzo para conseguirlo, pero un pequeño jadeo de dolor se escapa de mis labios de forma involuntaria, se me ha hizo inevitable no hacerlo al poner firme mi pierna lastimada.
Esto fue un tono de advertencia para hombre que conmigo se encuentra. Al escucharme se pone en alerta y se acerca a mí a pasos largos y acelerados, yo un poco aturdida por la situación en que me encuentro no tengo tiempo de reaccionar, mi estado es bastante incomoda, ser ágil en este preciso momento no se me va a dar y brutamente no puedo contener mi dolor.
Ya estando enfrente de mí, lo primero que hace es mandar un puñetazo a mi cara. Por el cual me hace caer al piso.
—Ya me cansaste, voy a terminar con esto de una vez por todas. —Brama.
Sus golpes realmente son fuertes, no está teniendo ningún tipo de compasión conmigo, se arrima a mí y de un arrebato rompe mi camiseta para dejarme solo en sostén.
La sangre y el dolor que rodea mi cuerpo en ese momento son terribles, pero no tanto como el asco que me da el solo imaginar que abusará de mí.
Se acerca mucho más a mí y comienza a tocar de mi cintura hacia arriba mientras me mira con mucho morbo. Cada paso de sus dedos en mi piel es como pasarme un objeto demasiado caliente e hiriente.
Lágrimas de odio e impotencia están rodando por mi mejilla, volteo mi mirada para no observar nada de lo que ese imbécil me está haciendo. Gracias a eso observo una varilla de metal a pocos centímetros, entonces de forma cautelosa y sin que él pueda darse cuenta logro alcanzarlo y en un movimiento rápido y eficaz le doy un golpe en la cabeza con las pocas fuerzas que me quedan.
Pero para mí desgracia y como era de esperarse eso no es suficiente para dejarlo inconsciente.
—Eres un maldito, déjame en paz o mátame de una vez, porque prefiero eso a ser tuya, viejo asqueroso. —refuto con odio.
La ira que él está emergiendo es inminente, me mira directo a los ojos. —Eres una estúpida. —suelta, para después golpearme en la cara, luego se pone de pie y me da como algunas tres patadas.
Mi cuerpo jadeante por las heridas y el sentir de su ira, me está llevando a quedar inconsciente, mi vista está un poco borrosa, ya no tengo fuerzas ni siquiera para hablar, esta vez sí creo que será el fin para mí.
Pero en medio de mi casi inconsciente vida alcanzo a escuchar otra voz.

ESTÁS LEYENDO
Dark and Light
Misterio / SuspensoElla es un punto intermedio entre la luz y la oscuridad. Ellos son la perfecta combinación del bien y él mal. ¿Quieres saber que pasará en esta historia? Acompaña a Sara en su viaje lleno de incertidumbres, donde cada elección podría cambiarlo tod...