Dark and Light

Capítulo 55

Recordar haber pensado que sería imposible que esto llegara a suceder algún día, me hace creer en este momento que no hay nada difícil e imposible en realidad.

Pero ahora no quiero pensar, no quiero admitir si esto es correcto o no, solo quiero al igual que él disfrutar del momento.

—Ah... —gemidos y gemidos son el eco que se escucha en este baño.

—Noah... —grito después de desplazar mis manos hasta su cabello.

Sus movimientos, su sensualidad, su agresividad y su fuerza me hacen estallar en un sin fin de emociones.

Sus gemidos van al compás con los míos, las palabras son escasas pero cada vez que menciono su nombre, acelera más sus movimientos.

El agua que recorre nuestros cuerpos es testigo de lo que está sucediendo, no es solo sexo lo que estamos teniendo, es algo más, no puedo hablar por él y tampoco mencionar lo que siente con certeza, pero lo único de lo que estoy segura es que en este momento somos vulnerables, estamos sin máscaras, sin escudos, solo estamos dejando que todo se dé de la forma que tiene que ser.

Él me mira a los ojos y luego se acerca y me besa.

—Te deseo, Sara. —pronuncia apenas en un susurro—. Te deseo, así como tú me deseas a mí.

—Noah. —intento hablar, pero él me interrumpe besándome.

Después aumenta sus movimientos y esta vez sí que me tiene atrapada por completo, ya no puedo pensar, solo puedo sentir.

—No pares por favor. —suplico.

Estoy a punto de terminar, ya no puedo soportarlo más. Hasta este punto estoy tan excitada que involuntariamente llevo mis manos a la espalda de Noah y lo araño.

—Diablos... —Es la palabra que sale de mi boca cuando experimentamos un orgasmo al mismo tiempo.

Indudablemente ambos quedamos débiles, pero aun así él nunca me deja caer, sigue sosteniendo mis piernas con sus manos.

Seguidamente yo me bajo, retiro mis piernas de él y quedo parada frente suyo, ninguno de los nosotros habla, ni comenta nada al respecto por lo que acababa de suceder.

No me atrevo esta vez a verlo a los ojos, solo me doy la vuelta y tomo el jabón para lavar mi cuerpo.

Él no sale del baño, tampoco se quita de donde esta, solo se queda observando. Sin embargo, no me incomoda, no después de lo que hemos hecho, por lo menos no mientras yo le doy la espalda.

Momentos después él toma el jabón y también comienza a esparcirlo por todo su cuerpo, está tan cerca de mí, por un momento todo comienza a ponerse difícil, es tentador mirarlo, mirar su cuerpo cubierto de agua espumosa, mirar lo enrojecido que ha quedado.

Mientras sobo mi cuerpo lo observo a él, es tanta la distracción que no noto que él se ha dado cuenta que yo lo estoy mirando.

Cuando veo su cara tiene una sonrisa marcada, una sonrisa de malicia.

—¿Por qué te has puesto roja? —pregunta.

Yo inmediatamente volteo la mirada a la pared y escucho como se acerca más, hasta que con sus brazos me acorrala estando yo de espalda, él coloca las manos en la pared encerrándome.

—¿Quieres que se repita acaso? Puedo complacerte si así lo deseas, solo tendrías que pedirlo y ya, Sara. —susurra en mi oído, lo cual eriza mi piel.

Pero esta vez no puedo caer, no otra vez.

Así que me doy media vuelta y le digo relajando mi cuerpo. —Me das permiso por favor, necesito salir.

Él sonríe y se hace a un lado. —No dejas de sorprenderme. —confiesa.

Tomo la una toalla la envuelvo en mi cuerpo y salgo del baño, esta vez no me visto con su ropa, solo opto por colocarme un pantalón y una camiseta, mi cabello ya ha crecido un poco así que lo recojo en una coleta después de secarlo.

Salí de la habitación y camino hasta la cocina, después de todo he quedado hambrienta y más que no he probado nada de comida desde anoche.

Todo ha marchado bien hasta este momento o al menos eso pienso, trato de no tener pensamientos de culpa o algo por el estilo, solo quiero esperar y aceptar lo que pasó, y espero que tal vez esto no me cueste más de lo que yo deseo.

—Por lo visto quedaste muy sedienta. —clama alguien al parecer a una distancia no muy lejos.

—Esa voz. —pienso.

Volteo la cabeza y dejo caer el vaso al piso cuando veo a la persona que tengo en frente.

—¡Aidan!