Capítulo 59

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¡Advertencia¡ Contenido fuerte.

—Ya sabes quién soy, no entiendo por qué preguntas eso. —frunce el ceño.

Camino hasta quedar cerca de él. —No, no te conozco y sabes me parece tan extraño, que conozcas tanto de mí. —Levanto una ceja y lo interrogo con la mirada.

—Noah, él me conto todo.

—Y él ¿Qué tiene que ver con ese señor?

—No lo sé. No entiendo qué tipo de relación pueda tener con él, pero lo que sí es cierto es que él quiso deshacerse de ti para "evitar tener más problemas por tu culpa" esas fueron sus palabras.

—Y tú ¿Por qué quieres ayudarme?

—No lo sé yo... yo solo quiero hacerlo. Escucha, recuerdas el primer día que te vi, estabas tan vulnerable justo como lo estas en este momento y solo no podía dejarte así y ahora mucho menos te voy a abandonar.

Lo quedo observando por unos minutos. ¿Será cierto lo que dices o también escondes algo? Tu mirada parece ser sincera y aunque no quiero tu ayuda supongo que no tengo más opción, en este momento eres mi única salida a la verdad porque sé que eso no es todo, hay muchas cosas que espero saber, sin embargo, no quiero que sea ahora, primero necesito terminar de procesar lo que me acabo de enterar. —pienso.

—Necesito un baño, quiero ducharme.

—Por supuesto, entra y te indico donde esta.

Mis pies empiezan a andar, cada paso es insoportable, el peso que sostiene mi cuerpo en este momento es insostenible, pero trato de mantenerme en pie para no caer. Mi semblante en este momento es frío.

Al llegar al lado de Aidan, me detengo un momento.

—Y te equivocas, ese día estaba aterrada y no puedes imaginar el miedo que sentía, pero hoy es distinto, el miedo ya no existe, yo estoy muerta.

Luego de eso sigo mi camino y entro por una puerta color café y seguido de mi entra Aidan y me indica dónde se encuentra el baño, yo lo sigo y luego de estar cerca de este le pido que por favor traiga mis cosas y las deje en la cama, puesto que el baño está dentro de una habitación.

Entro al baño y luego de cerrar la puerta quito cada prenda que traigo puesta, la rabia que tengo me lleva a arañarme sin querer mientras me desvisto, cuando quedo completamente desnuda prendo la ducha y el agua la dejo caer en mi cuerpo, tomo un jabón que está cerca y lo esparzo por mi piel como si estuviera cubierta de algo muy sucio, algo que difícilmente se puede quitar, el llanto inicio otra vez, pero las lágrimas no son por tristeza o desilusión, el furor que siento por mí misma en ese momento es incontrolable, mi sangre, su sangre, no puedo creer que por mis venas corra la sangre de una persona tan deplorable como ese hombre. Tal pensamiento me lleva a sobar todo mi cuerpo hasta que la espuma se ha esparcido por todo el piso, del desespero llevo mis manos a la cara y me recuesto a la pared por la cual me deje caer hasta quedar sentada, cierro mis ojos y luego la imagen de Noah, aparece en mi cabeza.

—Tú también eres un maldito. —susurro en sollozos.

Aprieto mis manos de tal forma que los nudillos se pueden ver blancos, luego los recuerdos de ella aparecen.

—Eres una niña estúpida, no sabes hacer nada más que darme mala vida, porque desde el día que te trajeron a esta casa mi vida es una porquería, no puedes imaginar cuanto te odio.

—No mamá ¿Por qué dices eso? —sollozo.

—Que no me llames así maldición, entiende que yo no soy tu madre. —Grita y yo apenas alcanzo a entender un poco lo que dice ya que está muy ebria.

Ahora en este momento entiendo que ella nunca mintió, siempre pensé que decía esas cosas para hacerme sentir mal o de cierta forma descargar su enojo en mí, creía que yo era la del problema, que por mi culpa ella me trataba de esa forma, pero ahora comprendo la razón, ella no tenía por qué sentir amor por mí.

Dark and LightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora