Dark and Light

Capítulo 25

—Me llamo, Aidan.

—Ok Aidan, dime ¿Qué quieres saber?

—No puedo obligarte a responder, pero si ya estoy metido en todo esto me gustaría saber a qué debo atenerme, y en primera instancia lo que necesito que me digas es ¿Por qué estabas huyendo?

Yo juego con las manos en mi regazo, es bastante incomoda la situación en la que estoy y por más que él me ha ayudado no deja de ser un desconocido para mí, pero tiene razón y está metido en esto por mi culpa.

Él está a la espera de una respuesta ya que veo mucha intriga en sus ojos, sin embargo, estas son preguntas a las que ni yo misma les tengo respuesta exacta.

—Escucha, yo... —suspiro— no lo sé. —respondo al mismo tiempo que desvío mi mirada hacia sin importancia y me quedo pensando en todo lo que hasta ahora me ha pasado.

—Está bien, no respondas aún si no estas lista, pero quiero pedirte un favor.

—¿Qué favor necesitas?

Aidan, abre sus labios para responder, pero en segundo los cierra y se levanta de la silla para sacar un celular del bolsillo de su pantalón.

—Toma. —Me entrega el celular—. Necesito salir porque debo ir a mi casa por algunas cosas, sí crees estar en problemas o llega a pasar algo en mi ausencia por favor me llamas al único número que está guardado que yo voy a estar pendiente.

Asiento y pienso que es muy extraño que se preocupe tanto por mí, por una completa desconocida que además le ha metido en todo este problema.

—¿Hey, me escuchaste?

—Si, si claro, es sólo que. —Higo una pausa y me incorporo del sofá para estar frente a él—. No entiendo ¿Por qué te preocupas tanto por mí?

Él fija su mirada en la mía.

—Porque me recuerdas tanto a mí. —responde.

—¿Cómo tú... también...?

—Debo irme —Me interrumpe para tal vez evitar mi pregunta—. Me llamas si pasa algo o notas algo extraño y mantente alejada de las ventanas.

A lo que yo asiento él sale de la casa.

Me siento nuevamente en el sofá e inclino mi cabeza hacia delante llevando mis manos hacia mi rostro al mismo tiempo me quejo por haberme lastimado el brazo.

La venda comienza a tornarse roja con algunas manchas de sangre.

—Mierda, lo que me faltaba.

Me levanto y camino hasta el cuarto para quitarme la gasa.

Me acerco a un espejo y me quito la ropa, mi cuerpo está todo lastimado y ver mis cicatrices me trae malos recuerdos cada una de las cosas malas que me han pasado.

Pero lo único que me llena de esperanza es el tatuaje que tengo en medio de mis pechos, su significado es lo más importante para mí ya que me recuerda a alguien muy importante por quien debo luchar.

Cierro mis ojos y evito dejar salir lágrimas, no quiero llorar, no me lo permito, necesito ser fuerte.

Camino hasta el baño para darme una dicha, el agua esta fría y el clima en esta ciudad también lo es, por lo tanto, no demo mucho en salir del baño.

Me visto con lo que traía puesto ya que no tengo más que colocarme.

Salgo de la habitación y regreso a la sala, camino por toda la casa, observando todo a mi alrededor, la casa es pequeña, sólo tiene una habitación, sala y una pequeña cocina que desde la sala se puede mirar.

No hay lujos ni cosas de valor, sólo veo lo necesario que debe tener un hogar.

Pasados minutos me encuentro aquí jugando con el celular en mis manos, mi indecisión si llamar o no a Carla, es grande.

Me levanto del sofá y comienzo a caminar en círculos, lo cual hago cada vez que estoy desesperada y no sé qué hacer o no logró encontrarle solución a algo.

—Diablos —gruño en frustración.

Ese sonido inesperado hace que me paralice y se lleva toda mi atención.

El celular ha comenzado a timbrar y solo lo quedo viendo fijamente sin saber que hacer.