Suele ser extraño.Bastante extraño.
Al igual que el ser que suele anidar en varios de mis sueños.
No sabía si era un ser. Si era una criatura. Si era un monstruo. Si era mi soledad reflejada en sombra... Pero lo que sí sabía, es que tenía forma humana.
Más ni ojos, ni boca.
Solía manifestarse en mi habitación. Me parecía estar en una parálisis del sueño, pero sabía que estaba soñando. No podía moverme. Simplemente respiraba y le observaba.
Él se paseaba por la habitación. Normalmente solía sentarse a veces en la orilla de mi cama, simplemente para mirarme. Pero la noche anterior, fue diferente.
Bastante... diferente.
La noche anterior entró a mi habitación. Como solía entrar. Pero tras unos segundos en la puerta, desapareció. En sueños, fruncí el ceño. Pero mis articulaciones lograron moverse cuando de repente su cara apareció a centímetros de la mía. Entonces miré mi figura de pie, delante de él.
¿Desde cuándo podía moverme?
Observé con cierto temor cómo su figura alta, seguía delante de mí. Le miré el rostro. No pude apreciar ni siquiera su nariz. Es como si llevara una tela negra sobre su cara y cuerpo.
-¿Qui-quién eres?- susurré, sintiendo frío alrededor de mis piernas.
No hubo respuesta alguna. Simplemente ladeó la cabeza, dando un paso hacia mí. Y yo lo di hacia atrás, chocando con la pared. Alzó la mano, arrastrada por un extraño humo negro, que rodeaba todo su cuerpo. Observé con las uñas de mis dedos enterradas en las palmas de mi mano, cómo sus dedos se acercaban cada vez más a mi cara. Y mi respiración se fue ajetreando, hasta que logró rozarme.
El vello de mis brazos se puso de punta, y la piel de gallina. Y a eso, se le sumó un temblor que me subió desde las piernas hasta salpicar mis caderas. Y cerré los ojos fuertemente, para abrirlos y enfocarlos en los rayos de luz que entraban por la ventana de mi habitación.
La mirada de Alexander no dejó de estar entrecerrada desde que empecé a relatarle cómo fue mi noche.
Y cuando acabé, lo único que hizo fue darle el último sorbo a su café, para después mirar a su alrededor. Le observé con interés, intrigada sobre su opinión, ya que era el único que sabía de estos raros sueños que tenía. Se relamió los labios para después empezar a jugar con el piercing en forma de aro de su nariz. Cosa que solo hacía cuando le estaba dando vueltas a algo.
Noté un cierto cambio en su semblante ésta mañana cuando vino a recogerme en su coche. Su cabeza seguía rapada y su piel seguía igual de aceitunada, pero tenía unas ojeras bastantes notorias. Su excusa fue, que estaba estudiando bastante para el examen que nos puso la profesora como castigo. Cosa que no me tragaba.
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AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|
Romance[PRIMER LIBRO TRILOGÍA AMOS] Érase una vez un ángel y un demonio. El ángel conquistó al demonio con su perversa mirada y el Demonio conquistó al ángel con su inocencia. Desafiando las reglas de sus creadores se atrevieron a enamorarse. Así como es...