[PRIMER LIBRO TRILOGÍA AMOS]
Érase una vez un ángel y un demonio.
El ángel conquistó al demonio con su perversa mirada y el Demonio conquistó al ángel con su inocencia. Desafiando las reglas de sus creadores se atrevieron a enamorarse.
Así como es...
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''No será nada complicado.
Simplemente se os hará jurar unos mandamientos y después se hará una ceremonia simple.''
Ceremonia simple.
Repetía eso en mi mente, con mis ojos fijos en la cabra que Tracy, tenía sujeta con una cuerda gruesa.
Mi boca seguía abierta. Giré la cabeza lentamente, para observar a Alexander, quien mantenía la vista al frente, pero con los labios medio apretados. Sabía que se estaba aguantando la risa. Pero ésta era una situación que no me hacía gracia alguna.
¿Qué demonios pensaban hacer con una cabra? ¿Llamar a Lucifer?
Las dos chicas que habían superado la prueba iniciación, estaban cada una a un lado mío. Ambas con la capa negra, ésta vez. E de decir que preferiría una capa de color blanco, a una negra. No sabía la razón, pero mis gustos se manifestaban en la más extraña situación.
Oliver, el hermano menor de los Douglas, tenía el labio inferior morado, y la piel debajo de su ojo derecho, del mismo color. Dejaría ese detalle pasar desapercibido, si no fuera porque Alexander, tenía los nudillos casi en carne viva. Y Eddy, el Amo, un corte a penas notorio, en la ceja derecha.
Alexander no dijo nada durante el camino. Simplemente puso la radio, hasta que llegamos al bosque. Y si Alexander estaba en silencio, era por una buena razón. ¿Te reclama un amigo y vuelves con los nudillos en carne viva? Era más lista que una simple mentira como aquella.
Observé a los demás miembros.
Jacob, quien hoy tenía la cresta hecha un asco, también estaba en frente de nosotros. Parado junto a Richard, le susurraba algo en voz baja, y éste ultimo, simplemente asentía, con semblante aburrido.
En cuanto a Hades... estaba apoyado sobre el marco de una ventana en todo lo alto de la sala. Sus ojos estaban puestos sobre la cabra. No sé si tenía una mirada de asombro, al igual que yo, o si su mirada era de hambre.
Y Tracy... Tracy debía de estar asesinando a todos en su mente, por darle el trabajo de sujetar a una cabra que no paraba de querer escapar. El carraspeo de Eddy, el cual empecé a llamarlo así en mi mente, ya que el apodo de Amo, no estaba hecho para mi, me hizo devolver mi mirada seria al frente.
-Candice Willer Hills- dijo con su profunda voz, observando a la chica de pelo rojo a mi izquierda- Hazel Berry Sirussen- asintió a la que estaba a mi derecha. Y entonces sus ojos, se pusieron sobre mi.- Kimberly- asintió en mi dirección, a lo cual yo solamente elevé las cejas y las bajé.
¿Porqué no había dicho mis apellidos al igual que con las otras chicas?
-Os doy la enhorabuena de nuevo. Tenéis un largo y amplio camino lleno de sabiduría y magia por delante- dijo, juntando sus dos grandes manos delante.- Hoy, es vuestra ceremonia de iniciación en la secta del Abismo... En la cual, antes de nada, empezaremos con la promesa de no incumplir los siguientes mandamientos.
