41⛥The Masters

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Mi nariz me llegó a picar intensamente ante el fuerte olor a azufre en el lugar.

Nos encontrábamos en una gran sala alumbrada únicamente con velas encendidas en cada esquina del amplio lugar. 

Alrededor nuestro se encontraban los miembros de las demás órdenes del estado. Prefería usar ese término y no el término de sectas. Me confortaba el hecho al menos del tacto de la mano de Alexander en mi espalda en todo el camino que nos tomó llegar a nuestra mesa. En la mitad de ésta se encontraba un cartel negro con el apellido Douglas en letras doradas. 

Obedecimos la orden silenciosa del Amo de permanecer de pie detrás del asiento correspondiente de cada uno. Comencé a sentir algunas miradas sobre nosotros. La curiosidad me pudo y dejé que mis ojos navegaran por los miembros del lugar. Logré contar 7 grupos en total. Cada grupo se encontraba en su mesa, con sus togas y sus cabezas cubiertas. Algunos tenían más integrantes que el nuestro, pero ninguno superaba los diez. Noté a pesar de la poca iluminación del lugar que cada orden llevaba togas de distinto color. Color rojo... color azul... color blanco... color morado...

-La mirada al frente, Kimberly.

Apreté la mandíbula y choqué mi mirada con la del Amo. Su mirada intensa ni siquiera titubeó en los segundos que decidí retarlo. Le acabé dando la razón en silencio, ya que éste era un nuevo entorno para mí.

Empecé a balancear mi cuerpo de un lado a otro tras varios minutos en la misma posición, en silencio. A mi lado, Alexander me miraba de reojo. Quise hablarle pero la manifestación de una leve música clásica me distrajo. Todos nos encontrábamos encarando el escenario que se encontraba en frente de nosotros. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal cuando se manifestaron 3 personas. Un foco los alumbraba a ellos y a un soporte con un libro abierto. 

La belleza de sus capas me deslumbró por unos segundos. Sus togas llegaban hasta el suelo y las mangas de estás rozaban con elegancia éste a medida que caminaban. La capucha de la capa escondía sus rostros. Solamente se llegaban a ver los labios de cada uno. A pesar de la distancia de nuestra mesa, pude distinguir que la persona del medio era una mujer. Las capas de los tres eran de color negro y con símbolos dorados bordados a lo largo de éstas. 

No me cabía duda de que eran los Amos.

Mi mirada se centró por unos segundos en el perfil de Eddy, quien apretaba de vez en cuando la mandíbula, sin apartar la mirada de ellos. Cuando mi mirada se volvió a centrar en los Amos, el primero de ellos asintió ante la multitud, y ante su gesto, todos se sentaron.

Me coloqué en mi lugar y entrelacé mis nerviosas manos en mi regazo. 

-Bienvenidos, hermanos y hermanas.

Mi deducción fue acertada. La persona del medio era una mujer. Su voz sonaba rasgada por lo que no fue difícil de deducir su edad. 

-Nos complace teneros a todos reunidos en ésta noche. Desde hace tiempo que no teníamos una reunión de ésta clase- habló el primero. 

AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora