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Capítulo dedicado a ArmyJeonMin2

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Capítulo dedicado a ArmyJeonMin2

Mi vista estuvo puesta en mis manos durante un largo tiempo.

Sentada en una esquina de la sala escuchaba los comentarios de los demás, extasiados por todo lo que acababan de vivir. Durante minutos sólo hubo comentarios de emoción ante tal inesperada victoria. Victoria que obtuvimos por pura casualidad.

-Pero, ¿y tus poderes? -preguntó Richard, dejándose caer a mi lado con una botella de alcohol sanitario, algodón y una venda.

Continué mirando mis manos, luciendo más humanas que nunca.

Estaba segura de que no había perdido mis poderes. No tendría la suerte de despojarme del caos que era mi vida en ese momento. Además, mi sangre seguía siendo negra. Recordaba perfectamente el día en el que las venas de mis manos aparecieron para no irse más. Eso se debió a la unión de mis hermanos con mi cuerpo físico durante la batalla que tuvo lugar en la mansión de los primeros amos.

-Mis poderes siguen ligados a mi ser. -respondí, dejando caer mis manos en mi regazo.- Mis manos únicamente han vuelto a tener la apariencia del principio.

Humanas.

-¿Estás bien? ¿No has sufrido daño alguno? -le pregunté.

Negó.

-Tu sangre nos a salvado, Kimberly. Tu sangre y esa extraña... luz.

Pasé mi mano sana por mi cuello.

-Cada vez que venimos a ésta capilla ocurre una locura.

Richard asintió a la vez que me pedía permiso con la mirada para curar mi mano.

Asentí y desvié la mirada cuando su cálido tacto entró en contacto con mi piel. Mientras Richard estaba distraído con mi mano derecha yo recorrí el lugar con los ojos entrecerrados. El amo de la orden se encontraba al fondo de la sala, junto a la mesa de los materiales. Vendava su mano con total concentración. No había dicho palabra alguna desde que habíamos bajado. Ni siquiera me había dirigido la mirada. No pensaba disculparme por haber querido invocar a mis hermanos. Al igual que tampoco iba a olvidar la poca esperanza que Deimos tuvo en mí. ¿Tan poca confianza me tenía?

Alexander se dirigió hacia él y le preguntó algo en voz baja. Deimos miró fijamente a la nada durante unos segundos y acabó por asentir. Entonces Alexander procedió a quitarse la capa y la toga y Tracy y Jacob empezaron a imitarlo. Cuando mi mejor amigo echó a caminar hacia mí, Richard dejó mi mano sobre mi regazo, vendada. Puse mi cabeza sobre su hombro como agradecimiento.

-¿Te encuentras bien? -preguntó Alexander, acuclillándose a mi lado.- Te has dado un buen golpe.

Asentí sin levantar la cabeza.

-Me alegra haber sido la única en volar. -susurré, obteniendo una adorable sonrisa por su parte.

-¿Con que ahora también puedes disparar esferas de luz? -preguntó Tracy, abrazándole por detrás.

AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora