[PRIMER LIBRO TRILOGÍA AMOS]
Érase una vez un ángel y un demonio.
El ángel conquistó al demonio con su perversa mirada y el Demonio conquistó al ángel con su inocencia. Desafiando las reglas de sus creadores se atrevieron a enamorarse.
Así como es...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
**Somos el número 6 en el RAKING de ¨AMOR OSCURO¨. Mil gracias a los que lo hacéis posible.**
⛥
La vuelta a casa fue más corta de lo que me esperaba.
Una parte me la pasé durmiendo, y la otra investigando. La parte en la que dormí, recuerdo haberlo hecho sólo por unos breves minutos.
Pero suficientes para que Aradia pudiera manifestarse y comunicarse conmigo.
Gocé viendo cómo mis muros de debilidad, tristeza e inseguridad eran derribados con violencia y fuerza por cientos de martillos. Y cuando acabó ese proceso solamente pude sonreír junto a Aradia, quien parada a mi lado con los brazos detrás de su espalda, admiraba conmigo el cómo mis fortalezas se elevaban.
Comprendía porqué a partir de ahora todo iba a ser diferente. Todo se resumía en mis debilidades. Erradicándolas, no habría nada capaz de dañarme. O pisarme.
-Nadie tendrá poder sobre ti- escuché salir de su boca en forma de eco- Nadie tendrá poder sobre ti a menos que tú lo permitas.
Y eso fue lo último que recordaba tras una intensa y firme mirada por su parte.
Creo que el haber recuperado mi móvil hizo el viaje más ameno, ya que me fundí en escritos y páginas de información sobre ella.
Según páginas de información sobre ocultismo y entidades demoníacas y celestiales, Aradia era una bruja que de vez en cuando bajaba a la tierra para enseñarle a las mujeres el arte de la magia y la brujería.
Es por eso que se considera que Aradia fue la primera bruja de la historia. Al parecer era un ser mitad oscuridad y mitad luz. Una mezcla de ángel y demonio. Hacía el bien cuando correspondía y hacía el mal cuando era necesario. Tuvo bastantes enemigos por quebrar la ética y razón de los hombres que gobernaban para entonces. Y cuando su recorrido en la tierra finalizó, se dice que simplemente se haya en su mundo, observando y escogiendo a ciertas mujeres, las cuales les brindaba su ayuda.
Como había hecho conmigo...
Pero no comprendía el porqué de presentarse justo en estos momentos de mi vida. ¿Porqué no apareció desde mucho antes? Antes me sentía perdida, me sentía vulnerable y sin sitio alguno en este mundo... Pero ahora, algo dentro de mí había cambiado.
Sentía seguridad en todo mi ser. Una seguridad que envidiaba a veces de otras personas. Pero ahora la poseía, e incluso con tanta fuerza que producía cierto placer en mi interior. No sentí remordimiento alguno cuando recogí mis pocas prendas de ropa en mi maleta. Ni sentí remordimiento tampoco ante la imagen de una Efona de mirada destrozada y rostro desencajado.
Tal vez ella podría pensar que a fracasado, pero en lo absoluto. Gracias a ella e venido hasta aquí. Y gracias a ella Aradia me pudo encontrar. ¿Qué había de malo en eso? Exactamente. Absolutamente nada.
