84⛥Celestial Light

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Capítulo dedicado a Yrglsg

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Capítulo dedicado a Yrglsg




Cuando regresé al mundo terrenal no lo hice de manera calmada.

Las sádicas ideas de mis padres seguían tatuadas con fuego en mi cerebro. ¿Guerra? ¿Esperar a que llegue la hora? ¿La hora de usarme como arma contra lo divino?

Y lo divino sospechaba de dichos planes ya que ese era el motivo más lógico para querer acabar conmigo. ¿Cómo demonios iba a salir de ésto?

Mis preocupaciones aumentaron de intensidad cuando salí al exterior, obteniendo cinco miradas clavadas en mí. Quité la capucha de mi cabeza y caminé para sentarme con los demás en las escaleras de la capilla. Quedando sentada entre Jacob y Tracy suspiré llevando mis temblorosas y heladas manos a mi rostro. Prometí traer respuestas, pero traje preocupaciones. Al descubrir de nuevo mi rostro Deimos se acomodó en el escalón de abajo para poder mirarme de manera cómoda. Elevó una ceja a la vez que levantaba y dejaba caer las manos en su regazo.

-¿Y bien? -preguntó.

-¿Murió alguien?

-Creía que iba a ser yo por un momento. -le contesté a Richard, quien a mis espaldas puso sus manos sobre mis hombros.

-¿Por qué lo dices? -preguntó Alexander, cruzándose de brazos junto a Deimos.

Imité su gesto.

-Mi madre no tiene una mascota... agradable, por así decirlo. -contesté, observando el cielo estrellado para no tener que fijar la mirada en nadie.- Era una mezcla de dragón y serpiente. Su aliento casi acabó conmigo.

Las carcajadas de los demás no se hicieron esperar, eliminando toda tensión de mi cuerpo ante la posibilidad de que aún estuvieran enojados conmigo. Jacob empezó riendo pero al analizar mejor mis palabras me miró con miedo. No pude evitar unirme a las risas. Su mirada era exactamente la que había imaginado al estar tumbada en el suelo de la gran sala roja, con la bestia de mi madre a centímetros de mi rostro. Al calmarse mi risa descendí la mirada.

Deimos como siempre no hizo gesto alguno que no fuera el de mirarme en silencio. Volví a desviar mi mirada, perdiéndola en el bosque a nuestro alrededor.

Hice una mueca al sentir aún el amargo sabor de la salvia divinorum en mis papilas gustativas. Y cuando los demás empezaron a hacer preguntas suspiré, decidiendo escuchar de nuevo a las voces de mi mente, con esperanza de que ésta vez no saliera desamparada por las mentiras que abandonarían mis rosados labios.

-¿Cómo era el lugar? ¿Te recibió con banquetes y orquestas de músicos con cuernos y patas de cabra? -preguntó Jacob.

-¿Estuviste a solas con ella? -le siguió Richard.

-¿Sobre qué hablaron? -continuó Tracy.

-¿Porqué huyó la última vez? -acabó por preguntar Alexander.

AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora