20 minutos.
20 minutos era el tiempo que le llevaba al conductor del autobús a llevar a 30 estudiantes ajetreados a la Universidad Central de Salem.
20 minutos largos y tendidos, en los que me daba tiempo a pensar, imaginar, roncar... y hasta bufar.
Hoy era de los días raros en los que mi mejor amigo barra chófer, Alexander Martin, no a venido a llevarme en su coche a clases. Miro de reojo mi móvil, sin ver aún una llamada perdida por su parte.
El autobús se detuvo y escuché los bufidos de siempre de los alumnos que no se podían permitir un coche para venir o como yo, que no tienen transporte o que les a fallado su mejor amigo, también conocido como transporte humano.
Me bajé del autobús para mirar de reojo el estacionamiento, donde solían aparcar algunos coches de alumnos, además de los de los profesores. Y mi intuición no me falló ésta vez, al ver a Alexander apoyado contra su coche, y hablando con una chica.
Una chica que no era yo.
Entrecerré los ojos y como la cabezota y orgullosa que era, me encaminé hacia ellos. A medida que me acercaba podía percibir una leve sonrisa en la cara de ella y los dedos de mi mejor amigo moviéndose con disimulo sobre su jersey, delatando que estaba nervioso. Cosa que no me tranquilizó en lo absoluto.
Sus ojos se cruzaron con los míos y la sonrisa que estaba empezando a esbozar, empezó a desaparecer. Supe que no quería que me acercara cuando ligeramente me señaló el oeste con la cabeza. Pero esta vez no pensaba obedecer, ya que me estuvo esquivando los mensajes de anoche sin motivo alguno.
Carraspeé al pararme a unos cuantos centímetros de ellos. Y la chica, que me daba la espalda, se giró con una ceja alzada.
-Alexander- asentí en forma de saluda en la dirección de él.
Y con mi tono supo que estaba en un problema.
-Kimberly, ¿tenemos clase juntos ahora?- preguntó, con un tono falso.
En ningún momento me digné a ver a la chica, pero sabía bien que me recorría de arriba a abajo con su mirada.
Forcé una sonrisa tensa y falsa y asentí.
-¿No nos vas a presentar, Alex?
La voz dulce que salió por su boca, casi produjo que elevara una ceja.
Miré a mi amigo con la pregunta manifestándose en mi mirada.
¿Alex?
-Sí, perdóname. Ella es mi mejor amiga Kimberly. Kimberly, ella es Tracy Douglas.
Y allí me fue inevitable levantar una ceja, pero me guardé las palabras para mí misma.
La miré, forzando una media sonrisa y le tendí la mano. Le costó corresponderme el saludo, pero lo acabó haciendo. Noté que apretaba un poco más de lo normal mi mano, así que yo hice lo mismo, y la mirada en su cara cambió.
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AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|
Romance[PRIMER LIBRO TRILOGÍA AMOS] Érase una vez un ángel y un demonio. El ángel conquistó al demonio con su perversa mirada y el Demonio conquistó al ángel con su inocencia. Desafiando las reglas de sus creadores se atrevieron a enamorarse. Así como es...