73⛥The Explanations

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Capítulo dedicado a ChicaLectora2018

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Capítulo dedicado a ChicaLectora2018


Mis ojos estaban perdidos en las llamas de la chimenea.

Visualizaba la danza de éstas. Tan elegantes y letales a la vez, algo que me empezó a fascinar. Con una manta alrededor de mi cuerpo me encontraba sentada en frente de la chimenea, permitiendo que el calor proporcionara un poco de alivio al dolor de mis extremidades. Después de despertar apenas tuvimos unos minutos a solas ya que Alexander volvió con la velocidad de un rayo. Optamos por abandonar la capilla para ir a la casa de Melanka. Era un lugar más acogedor y sobre todo más cálido.

Deimos estaría más cómodo.

No nos costó mucho convencerlo y tras recoger el grimorio y la bolsa con las cenizas restantes nos encaminamos primero a la casa de Alexander. La estructura de su cuerpo era casi similar a la de Deimos por lo que decidió prestarle algunas prendas de su armario a la vez que me prestaba a mí unos guantes de invierno. Era eso o permanecer con la toga. Al llegar a la casa de Melanka le agradecimos profundamente a Alexander el gran trabajo que estaba haciendo. El gran apoyo que estaba brindando, en general. Y a pesar de estar convencido de que estábamos en un lugar seguro no pudo evitar el abandonar el lugar con la preocupación aún en su mirada. Pero no podíamos pedirle que esté las veinticuatro horas con nosotros. Era un ser humano por lo que necesitaba descansar y reponer fuerzas. Y la incomodidad volvió cuando volvimos a estar a solas.

Deimos decidió ducharse y sin comer nada optó por dormir. Comprendía que el dolor de su espalda podría ser incluso peor que las heridas de mi estómago por lo que no puse oposición alguna. Heridas las cuales con cada movimiento que realizaba mi cuerpo decidían esparcir intensas punzadas a lo largo de mi abdomen. Al principio imité su decisión solo que en vez de ducharme opté por lavar únicamente mi cabello, mojando así las vendas de mis manos. No tenía gana alguna de quitar las de mi estómago y tener que volver a colocarlas bien por lo que me fui a dormir tras lavar mi cabello y cambiar las vendas mojadas de mis manos por unas secas. O a intentarlo, mejor dicho. Mi posición al dormir era siempre boca a abajo y como el aire huía de mis pulmones al hacerlo mi sistema no quiso acostumbrarse a dormir boca arriba. Y esa era la razón de haber pasado más de tres horas mirando las llamas de la chimenea.

Tres horas en las que me encargué de pensar sobre cada mínima cosa que a estado patas arriba en mi vida desde el momento en el que ingresé a la orden de Salem. No me arrepentía de nada, pero varias cosas empezaron a causar cierta confusión en mi débil cerebro. Al principio Melanka habló sobre los seres sombra. Con el tiempo me olvidé de sus palabras pero en ésta noche estaban más vivas que nunca. Podía sentir cómo me susurraba al oído lo extraño que era el que las primeras criaturas quisieran mi despertar. Si querían mi despertar entonces no era posible el que fueran ángeles. Los ángeles aparecieron más tarde, los cuales se centraron únicamente en acabar conmigo.

Antes de seguir indagando más sobre el tema mis ojos percibieron un movimiento rápido a mi izquierda. Mi cabeza se movió con rapidez y me tranquilicé al verificar que sólo era Deimos. Enfundado en unos pantalones de chándal negros y en una camiseta de manga larga del mismo color me hizo sonreír un poco, agradeciendo el que Alexander no le haya prestado ninguna de sus llamativas camisas. Descalzo avanzó hacia mí y cogió en el camino otra sábana del sofá. Sentándose a mi lado en el suelo procedió a taparse con su sábana para después mirar por varios segundos las llamas, en silencio.

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