-Los primeros amos estarán en breve con ustedes.
Las palabras del mayordomo no me tranquilizaron en lo absoluto.
¿Los tres? ¿Acaso no fui citada únicamente por la segunda de los amos? Aunque observando a mi alrededor ninguna de las suposiciones que mi mente hizo resultaron estar en lo cierto, ya que tampoco me encontraba sola.
La sala en la que me encontraba parecía sacada de otra época. Todo era lujosamente antiguo desde cualquier punto de vista. Cuadros gigantes con marcos dorados, candelabros alumbrando la sala, el calor del fuego de la chimenea y el olor a incienso de palo santo me hacían sentir como en otra dimensión.
Me encontraba sentada en una gran mesa llena de apetitosos platos, los cuales eran devorados por las miradas de los que me rodeaban. Algunos apostaría que eran de mi edad, pero otros eran bastante más mayores. Éramos ocho personas en total, en silencio absoluto. No parecían estar preocupados. Su única atención eran los llamativos platos.
Pavo. Pollo asado. Ensaladas. Marisco. Filetes.
Cesé de recorrer la mesa con la mirada cuando tres figuras traspasaron el umbral de la silenciosa sala. Me fue inevitable no admirar sus capas. El negro mezclado con el dorado transmitía esencias de poder y respeto únicos. Los tres caminaron hasta situarse en la cabeza de la gran mesa, donde tres sillas negras les agurdaban.
-Buenas noches a todos.
La voz de la segunda de los amos provocó un escalofrío que viajó desde mi nuca hasta los dedos de mis pies.
-Buenas noches.- respondimos todos a la vez.
Los primeros amos se sentaron siguiendo su orden y cuando todas las miradas estuvieron puestas en ellos, lentamente retiraron las capuchas de sus cabezas.
Un jadeo salió de la chica de pelo afro, sentada a mi derecha. Mordí el interior de mis mejillas para evitar dejar escapar alguna reacción, ya que a pesar de no tener ojos, estaba segura de que podían verlo todo. Así es, los tres rostros carecían de ojos. Unas cuencas oscuras y profundas reemplazaban éstos. Era algo escalofriante de ver.
Sentados en la ancha punta de la mesa, alzaron sus copas de vino. A mi alrededor todos imitaron tal gesto. Permanecí inmóvil varios segundos, sintiendo la mirada de los primeros amos sobre mí. No poseía idea sobre cómo podían notar algo sin ojos, pero acabé por agarrar con la mandíbula apretada mi copa. La segunda de los amos sonrió, alzando más alto la suya.
-Brindemos por la oscuridad y su poder. Poder el cual nos nutre, a la vez que nosotros le servimos.
-Por la oscuridad.- repitió el más joven.
-Por la oscuridad- brindaron todos antes de beber de sus copas.
Fui la única que no habló, pero uniéndome a los demás, bebí de mi copa. Hice una mueca ante el sabor. Nunca había sido una fanática del alcohol. Intentaba evitarlo siempre que era posible. Y ésta noche no parecía tener la opción de escoger.
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AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|
Romance[PRIMER LIBRO TRILOGÍA AMOS] Érase una vez un ángel y un demonio. El ángel conquistó al demonio con su perversa mirada y el Demonio conquistó al ángel con su inocencia. Desafiando las reglas de sus creadores se atrevieron a enamorarse. Así como es...