49⛥The Time

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Confusión

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Confusión.

Fue lo único que logré descifrar en el rostro de Efona.

Dejó de sahumar el salón para después mirarme detenidamente. Tras despertar estuve dudando varios minutos de formularle tal pregunta. 

-Recuérdame de nuevo el porqué de dicha pregunta.- murmuró caminando hacia el gran ventanal de la sala.

Inspiré hondo y expiré de alivio al poder posar mi espalda sobre el sofá. Agradecí el haber traído prendas de recambio ya que me había despertado con toda mi vestimenta empapada. No creía posible el que un ser humano pudiera sudar tanto. 

Miré el techo por unos breves segundos, pensando bien en mi respuesta. Debía de enfocarme en una cosa a la vez. Eso era algo que tenía como algo esencial para no perder la cordura. Y ésta pendía de un hilo. Mi interior aún se encontraba inestable ante el rostro de mi verdadera madre. Ante el de Aradia. Y ante el de Eddy Douglas. Por lo que tras sopesarlo durante varios segundos, me decanté por solucionar primero el tema de Eddy Douglas. 

¿Por qué? Sencillo. En una hora un bus me llevaría de vuelta a casa, y estaba completamente segura de que en cuanto se enterara de que había vuelto a pisar Salem, iría a por mi. Por lo que yo debía de actuar con más precaución. Y por ello decidí buscar la ayuda de Efona.

Por segunda vez.

-Conozco a alguien y tengo la sospecha de que podría ser... algo.- acabé por decir, sin saber realmente si quiera que nombre darle.

-¿Razones para pensar tal cosa?- volvió a preguntar sin desviar su mirada del cristal.

Empecé a mover mi pierna derecha con nerviosismo.

-Le vi en mi viaje- confesé- Además de que hace varias cosas extrañas.

-¿Como qué?- insistió.

Suspiré, encogiéndome de hombros.

-Una vez logró hacerme soñar algo. Algo para que acudiera hacia él.- dije sin poder evitar fulminar a la nada con la mirada al recordar esa escena.

Y cuando levanté la mirada, un escalofrío recorrió mi cuerpo al observar los ojos serios de Efona posados sobre mí.

-¿Estás segura de lo que estás diciendo?- insistió y acabó por suspirar cuando asentí eufóricamente- En ese caso hay bastantes probabilidades de que tengas razón. ¿Viste alguna marca extraña en su cuerpo? ¿O tatuajes?

Negué.

-Volviendo a mi primera pregunta...- dije apoyando mis codos en mis rodillas- ¿Cómo puedo atraparlo?

El silencio nos volvió a inundar una segunda vez.

Podía notar cierta duda en ella. Pero aquí la única que tendría que tener dudas era yo, y para nada las tenía. Me gustó dicho coraje ya que llevaba tiempo sin verlo manifestarse. Estaba segura. Segura de lo que quería hacer. 

AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora