-Debes de tener cuidado.
Alcé la cabeza para observarle, terminando de limpiar las copas que habíamos ensuciado.
Fruncí el ceño, observando cómo se cruzaba de brazos y apoyaba su cadera contra la esquina de la mesa.
-Lo has derrotado en tu inconsciente, pero no en la vida real- me dijo, elevando la comisura izquierda de sus labios al observar mi cara de asombro.
-¿En la vida real?
Coloqué las copas boca abajo y empecé a soplar las velas para apagarlas.
-Detente- caminó hacia mi y yo me detuve a medio camino de apagar la siguiente- Nunca tienes que apagar las velas con tu boca. Siempre hay que apagarlas juntando tu dedo índice y pulgar.
Me apartó delicadamente a un lado para dirigir su mano a la vela y apagó la llama como me indicó. Me miró por encima del hombro, indicándome que la siguiente la apagara yo.
Avancé hacia el siguiente candelabro, con las últimas dos velas encendidas. Y sin pensarlo dos veces, junté mis dedos sobre la mecha, apretándolos rápidamente. Hicieron falta dos intentos, ya que no había manera de apagarla. Pero a la tercera fue la vencida. Hice lo mismo con la otra vela y entonces, sólo nos alumbraba la luz de la luna que entraba de las ventanas de arriba.
-Muy bien. Irás aprendiendo poco a poco- murmuró, colocando bien unos libros desordenados en la estantería.
Pero yo seguía pensando en sus palabras anteriores. Así que volví a formular la misma pregunta.
-¿En la vida real?
Me indicó con la mano que avanzase hacia la puerta, para cerrar todo. Observé alrededor en busca de Hades, pero no había rastro de él, así que supuse que había salido. Cerró las puertas del gran salón y avanzamos hacia las escaleras.
-Escuché contigo todo lo que dijo aquella sombra, así que sólo me confirmó lo sospechado.
-¿Y qué era lo sospechado?
Tras subir las escaleras, esperé a que cerrara la trampilla. Se sacudió las manos en los pantalones y continuamos andando.
-Desciendes de una poderosa mujer, Kimberly. Y en este momento, estás experimentando el despertar de tus poderes e instintos- me explicaba, a medida que caminábamos hacia su coche.- No me cabe la menor duda de que posees un enorme poder, pero con el cual hay que ir con pies ligeros, ya que si te descontrolas, podría ser un grave problema.
Medio sonreí, cruzándome de brazos ante la ligera brisa de la noche.
-Debes de ser el único, junto a mi abuela y Alexander, que piensa que tengo algo de bruja.- murmuré intentando no pensar en todas las personas a lo largo de mi vida que simplemente me trataban de loca, o me ignoraban.
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AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|
Romance[PRIMER LIBRO TRILOGÍA AMOS] Érase una vez un ángel y un demonio. El ángel conquistó al demonio con su perversa mirada y el Demonio conquistó al ángel con su inocencia. Desafiando las reglas de sus creadores se atrevieron a enamorarse. Así como es...