-¡Suéltame!
Jacob dio un paso atrás ante mi agresividad al soltar mi brazos de su agarre.
Mi mirada no podía ser apartada del tipo. Muerto. Pero cuando logré dirigir mi mirada a otro lugar, lo hice para fulminar a Eddy Douglas. Él parecía no sentir vergüenza o arrepentimiento alguno por su acción.
-Hay que sacar el cadáver de aquí. Será mejor quemarlo.
Y tras decir aquello con toda la tranquilidad del mundo se encaminó hacia la mesa de suministros para limpiar el cuchillo y el dorso de su mano, manchados de sangre.
-¿Qué diablos acabas de hacer?- logré susurrar al fin, sin poder retener mi confusión y rabia en ese momento.
-Tengo mis razones. No es buena idea hablar con un-
-¿No es buena idea? ¿Y tú serás quien decida aquello?- pregunté dando un paso hacia él.
Mis manos formaron puños cuando apoyó sus manos sobre la mesa, agachando la cabeza.
-Yo soy el Amo, por lo que...
-¡Acabas de matar a nuestra única fuente de información!- bramé señalando el cadáver en mitad de la sala- ¿Sólo te pareció mal cuando quiso empezar a hablar de ti?- pregunté, sintiendo la tensión en el ambiente.- ¡No entiendo nada de lo que está pasando en mi jodida vida! ¡Y cuando por fin logro una fuente de información fiable, vas y acabas con ella! ¡¿Qué mierda escondes?!
-¡BASTA!
No pude evitar dar un paso hacia atrás ante su grito y el sonido de sus puños impactar contra la mesa.
Hubo unos breves segundos de silencio antes de que se girara lentamente, encarándome al fin.
-Recuerda tu posición. Y recuerda la mía- elevó las cejas, asintiendo.
-Lo recuerdo perfectamente... Amo- dije entre dientes, cabreándole más con mi tono sarcástico- Pero parece que usted es el que ha olvidado los juramentos realizados. Uno de ellos era el de no mentir, ¿lo recuerda?- pregunté caminando lentamente hacia él- Entonces, ¿qué es lo que esconde? ¿qué es lo que no quiere que nadie sepa?
Apretó la mandíbula cuando no cedí ante su intimidante mirada.
-Coged el cadáver- dijo ignorándome por completo- Y tú...- murmuró en mi oído antes de echar a caminar hacia el fondo de la sala- Agradece que tengas la espalda jodida porque te has librado de un buen castigo.
Y tras decir aquello chocó su hombro con el mío.
Miré por varios segundos su caminar seguro, para después hacerle una seña a Alexander para que se dirigiera a la puerta. Éste dudó unos segundos pero acabó por seguirme.
-¡No he dado la orden para abandonar la sala!- escuché decir al Amo, con su grave e intimidante voz.
Sin dejar de caminar le miré por encima de mi hombro.
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AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|
Romansa[PRIMER LIBRO TRILOGÍA AMOS] Érase una vez un ángel y un demonio. El ángel conquistó al demonio con su perversa mirada y el Demonio conquistó al ángel con su inocencia. Desafiando las reglas de sus creadores se atrevieron a enamorarse. Así como es...