86⛥The Sparks

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Maratón 2/3

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Maratón 2/3




-Hemos vivido bastante en tan poco tiempo. Hemos perdido a miembros y ganado a otros... -dijo mirándome de reojo.- Pero no me arrepiento de nada. La aparición de Kimberly en la orden a supuesto un antes y después del camino espiritual en el que todos nos encontrábamos. Nos a abierto los ojos ante cosas que antes ni creíamos posibles pero ahora, observándola a ella, me doy cuenta de que ella es la viva imagen de que todo es posible. -murmuró a la vez que yo sonreía tímidamente.- Tras tantas pérdidas, tantas lágrimas, tanta sangre y sufrimiento... aquí nos hayamos. Juntos. Y llamadme sentimental si queréis pero el apoyo que yo obtengo de ésta... familia, es inigualable. -dijo señalándonos a todos con su vaso.- No tengo idea de lo que nos espera pero si algo tengo claro es que la fuerza de ésta orden es peligrosa. Y ese peligro, el cual tenemos gracias a Kimberly, nos supone una ventaja contra el enemigo. Lo dije antes y lo volveré a decir, no me importaría estar al frente por tí. -dijo con sus ojos cristalizados y con los labios apretados bajé la mirada.- Varias cosas no tienen sentido. Demasiadas, diría yo... -rió junto a los demás- Pero para mí la única manera de vencernos es separarnos. Por lo que brindo. Brindo por la unión de los hermanos de ésta orden.

Todos se levantaron y aproveché ese momento para limpiar las lágrima que escapó de mi ojo derecho.

Sobé mi nariz para después juntar mi vaso con el de los demás.

-Por los hermanos de ésta orden. -repetimos en un emotivo coro.

Al volver a sentarnos no pude levantar la mirada de la mesa en varios minutos y las voces de los demás empezaron a opacarse poco a poco.

Demasiadas cosas les estaba escondiendo a todos. Estaba creando una pelota de mentiras que cada vez se hacía más grande y con ella mi miedo ante la posibilidad de no poder cumplir mi decreto en ésta orden. Mi decreto de protegerles.

Todos eran más familia mía de lo que jamás Lilith o Samael podrían llegar a ser. En el fondo era algo triste de admitir pero yo no tenía culpa alguna del lugar en el que habían decidido dejarme. ¿Qué esperaban? ¿Que me criara en una cabaña en mitad de la nada? ¿Lejos de toda vida humana?

El ser hija de Samael y Lilith no me había traído nunguna ventaja. Tenía un ejército de ángeles a mis espaldas y pronto tendría más legiones. Por obligación debía de cumplir la misión de mi nacimiento, la cual era encabezar el ejército oscuro. Y por si no era suficiente tenía un nuevo enemigo. Un nuevo enemigo el cual seguía siendo desconodido para mí. El rostro de angustia que poseía Aradia la última vez que me visitió me empezó a atormentar.

-¿Dónde está Silas, por cierto?

Esa pregunta me devolvió a la realidad y me encogí de hombros, respondiéndole así a Tracy.

-Deberías de prestarle más atención.

Bufé, dejando mi espalda descansar sobre el respaldo de la silla.

AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora