Observé mi mano.No le había dado tiempo a que cicatrice, cuando yo ya estaba cambiándole la venda y poniéndome las botas altas para escabullirme por la ventana.
Me miré al espejo, mientras me recojía mi pelo negro mojado en una coleta alta. Debía de admitir que tenia unos retortijones en el estómago que me hacían pensarme mil veces lo que iba a hacer a continuación.
Había preparado una infusión con las plantas de mi abuela antes de cenar. Y gracias a eso ahora ella estaba roncando en su habitación. No me sentía culpable. Error suyo el enseñarme la función de las plantas de su sótano.
Metí mi teléfono en el bolsillo trasero de mis pantalones, tras mandarle un mensaje a Alexander de que ya estaba de camino. Miré una última vez mi habitación, en caso de que acabase muerta o arrestada.
Y ayudándome de las hiedras que recorrían la pared de la ventana de mi habitación, logré colgarme y avanzar hasta tocar delicadamente mis pies con el suelo.
He de decir que llegar a la escuela abandonada fue todo un desafío con todo oscuro alrededor.
No solo porque las farolas estaban apagadas -una ley rara del alcalde, como toque de queda- sino que también la sensación de tener ojos sobre mi sin tener a nadie a mi alrededor. Cuando llegué a vislumbrar la verja a lo lejos que rodeaba la escuela abandonada casi a las afueras de Salem, también vislumbré entre la oscuridad y luz de la luna, el cuerpo de Alexander apoyado contra su coche.
Giró la cabeza cuando empecé a avanzar a paso rápido, con mis brazos cruzados contra mi cuerpo ya que solo llevaba una camisa negra ajustada de manga corta y unas mallas negras que poco protegían del frio de la noche.
Antes de que llegara él se metió en su coche y cerró la puerta con violencia. Y cuando Alexander hacía eso, es que estaba enfadado.
Rodé los ojos y subí al sitio de copiloto.
Solté todo el aire cuando estuve dentro y miré a mi mejor amigo, el cual tenia la vista perdida en el frente y la mano sobre el volante. Permaneció en silencio unos segundos, para después negar con la cabeza lentamente, dándose seguramente la respuesta a algún pensamiento que tuvo. Devolví la mirada al frente para permanecer aún en silencio.
-Es tu última oportunidad para echarte atrás, Kim-murmuró, con cierta esperanza en su voz- Si te echas atrás, iremos a tu casa, y comeremos pizza y veremos videos de terror hasta el amanecer.
No le miré.
Mi respiración se fue tranquilizando por los kilómetros recorridos a pie.
Y cuando pude hablar, le miré de reojo. Y éste me devolvió la mirada. Entendía su preocupación. Entendía que me tratara como a su propia hermana y que si me pasara algo él no se lo perdonaría. Entendía eso.
Pero él también debía de entender que yo tenía que encontrarme.
-Ya he comido pizza.
Y con esa frase, entendió mi respuesta.
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AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|
Romance[PRIMER LIBRO TRILOGÍA AMOS] Érase una vez un ángel y un demonio. El ángel conquistó al demonio con su perversa mirada y el Demonio conquistó al ángel con su inocencia. Desafiando las reglas de sus creadores se atrevieron a enamorarse. Así como es...