Capítulo dedicado a DaylerisCadalzo
Situaciones sangrientas.
Esas eran las que últimamente abundaban más en mi vida.
No podía controlar nada de lo que sucedía a mi alrededor y el repetírmelo continuamente empezó a generar un terror profundo en mi pecho. Estaba fracasando por completo en proteger a los demás. ¿Cómo entonces podría siquiera protegerme a mí misma? La sádica voz tras mi oreja me susurraba victoriosa sobre el poder que poseíamos, pero empezaba a desconfiar incluso de dicho poder.
Opté por alejarme de todos mientras los para médicos se rendían en cuanto a la reanimación. Caminé hacia la parte trasera de la casa y me dejé caer contra el tronco de uno de los tres árboles que componían el jardín de Melanka. Cuál fue mi sorpresa que nada más sentarme un blanco y pequeño cuerpo planeó su vuelo en el aire para dejarse posar en el pasto.
En frente de mí tenía a un enérgico Silas, quien movía la cabeza de un lado a otro, observándome en silencio.
-¿Apareces para juzgarme? -pregunté sin querer tocarlo.
Mi mirada se perdió por completo en mis manos manchadas de la sangre de Priscila.
Sus ojos asustados y sin poder comprender nada se me quedaron grabados a fuego en la mente, reproduciendo esa imagen una y otra vez.
Aún recordaba su traición y las consecuencias que ésta trajo, pero no se merecía pagar de ésta manera por dicha traición. No lograba comprender porqué los ángeles se apoderaban de ciertos cuerpos. Era consciente de que no podían atacarme en el mundo terrenal ni en su forma original pero la pregunta que me hice a continuación resultó ser más escalofriante aún. ¿No les importaba el daño que llegaría a sufrir el humano?
La misión de acabar conmigo era más importante, al parecer.
Silas aguardaba en silencio y de vez en cuando mi mirada se posaba sobre él. ¿Qué quería ahora? ¿Por qué había vuelto?
-Otra muerte más para añadir a la lista... -susurré bajo su atenta y oscura mirada.- Otra muerte más...
Alcé la mirada hacia el cielo estrellado para después apretar los dientes con fuerza. Puede que la arena del reloj de los arcángeles estuviera a punto de terminar de caer pero por el agudo dolor de mi pecho y los crueles pensamientos que empezaron a manifestarse en mi mente supe que la arena de mi reloj se acabaría antes que la suya.
Y entonces no habría marcha atrás.
-No, Kimberly.
Cerré los ojos al instante en el que escuché la voz de Deimos.
Inspiré hondo, no queriendo permitir que las lágrimas cayeran de mis ojos, cuando sus manos cubrieron las mías. Apretó éstas con fuerza a la vez que se sentaba en frente de mí.
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AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|
Romans[PRIMER LIBRO TRILOGÍA AMOS] Érase una vez un ángel y un demonio. El ángel conquistó al demonio con su perversa mirada y el Demonio conquistó al ángel con su inocencia. Desafiando las reglas de sus creadores se atrevieron a enamorarse. Así como es...