83⛥Lilith

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Capítulo dedicado a jortini-amor

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Capítulo dedicado a jortini-amor

Todos estuvieron en desacuerdo con mi decisión.

Pero estaba cansada de atrasar las cosas. Estaba atrasada de huir de ellas, en general. Si mi madre deseaba verme así sería, pero con mis condiciones.

Nadie quiso apoyarme en la idea al ver lo débil que se encontraba mi organismo por lo que opté por preparar todo yo sola. Debía de volver a dormir. Estaba segura de que si llamaba a mi padre éste acudiría por lo que ignorando las voces de todos a mis espaldas empecé a preparar un sahumerio a base de mis plantas favoritas. Hierba santa, laurel, eucalipto y finalmente unos trozos de palo santo. Arrojando lo seleccionado a un pequeño caldero negro eché mas tarde un poco de alcohol y finalmente decidí prender todo von una cerilla. Sentí una presencia a mis espaldas pero mi mirada continuó perdida en las chispas que producían las hierbas.

Inspiré hondo cuando una blanca mano apareció en mi campo de visión para arrastrar la jarra de agua al lado del caldero. Frunciendo el ceño observé cómo arrojó varios puñados de hojas de salvia al agua.

-No te servirá el sólo volver a dormir. La salvia divinorum es en parte alucinógena por lo que te ayudará y te protegerá en el averno.

Con la piel de gallina por su ronca voz le miré con una sonrisa por encima del hombro.

-¿Averno? -me burlé, no queriendo mostrar mis nervios.- ¿Qué te hace pensar que vaya a recibirme allí?

Fue su turno de burlarse con la mirada.

-Lilith siente bastante orgullo por sus aposentos por lo que créeme, allí te recibirá.

Devolví mi mirada a la jarra de agua, observando en silencio cómo el agua poco a poco empezaba a teñirse de un tono verdoso.

Me ceñí en repetir mentalmente mi plan para no entrar en pánico. Haría lo que las voces de mi mente habían planeado y volvería al plano terrenal. No me interesaba nada de los aposentos de mi madre ni de su mundo. No ahora.

-¿Me permitirás el acompañarte? -preguntó, con su aliento chocando contra mi oreja.

Volví a inspirar con fuerza, haciendo sonar mis dedos sobre la mesa con nerviosismo.

No podía permitir el arrastrarlo conmigo. Sería como ponerles a Deimos en bandeja. Volví a negar para después servirme por mí misma un vaso de la mezcla preparada en la jarra.

-Puede que ya no tenga poderes de arcángel. Pero tengo una daga.

El vaso se detuvo a centímetros de mi boca y no pude evitar sonreír.

Sabía bien de su coraje y fuerza. Nunca me había generado duda alguna sobre ello, pero ésto era algo que debía de realizar yo misma. Era algo entre yo y mi verdadera familia y no podía arriesgarme a interponer a nadie más. Estaba segura de que no iba a ser una charla agradable. Al menos por mi parte lo tenía claro. Cuando terminé de beber el vaso una mueca y un escalofrío recorrieron mi cuerpo. El sabor no era nada apetitoso. Volví a dejar el vaso sobre la mesa para después girarme lentamente. Me crucé de brazos, sin poder resisitirme a volver a admirar sus rasgos de cerca. Lentamente volvió a ponerme la capucha.

AMO© |TRILOGÍA AMOS 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora