—Ves, como con dos series de luces, basto —Afirmo de frente al árbol de navidad, sujetándose la quijada con el dedo índice y pulgar, evaluándolo
—Fruncí el ceño, algo decepcionado —Pongámosle las otras dos series Dylan, así se verá desde la calle —Insistí
—Bicho entiende tantas luces son peligrosas, cada serie es de 300 foquitos con dos ya son 600, es suficiente, el doble sería una exageración mejor trae las esferas que deje sobre la cama —ordenó
¿Por qué no las traes tú? —le reclame
—porque yo iré a la habitación de mamá por la otra extensión.
Sabes que, yo iré por la extensión y tú, traes las esferas —le rebatí
Enarco una ceja ¿y cuál es la diferencia? —preguntó desconcertado
—que yo te estoy ordenando a ti, como hacer las cosas, tú siempre me dices que hacer y ya cumplí catorce.
Mi hermano rodo los ojos y levanto las manos, —perfecto
—Lo que tu ordenes, aunque no veo la diferencia, no pienso discutir por nimiedades —cedió entrando en nuestra habitación
«Está bien, la verdad estaba inconforme ¡qué tenia de malo poner más luces! Esa es la magia de la navidad miles de foquitos, pero no "don mandón" había dicho que no, era increíble, para algunas cosas era tan intrépido, pero para otras era todo un aguafiestas».
Entre a la recamara de mamá y al sacar la caja con la extensión, encontré aquella estrella para la punta del árbol, que recordaba de cuando tendría escasos 4 años, emprendí una carrera a la sala gritando
—Hermanito, mira lo que encontré la estrellita, debemos ponerla, iré por la silla, yo la colocare.
Dylan elevo su voz
—pruébala en el toma corriente de la cocina y cerciórate de que este en óptimas condiciones
—Sí —respondí
La probé y encendió a la perfección evocándome aquellos años en que Dylan me cargaba para poder colocarla sobre la punta del árbol, los cambios de colores resplandecían sobre mi rostro de rojo a azul, amarillo, blanco y así de nuevo
—Didi si, sirve —grite emocionado regresando a su lado
Mi hermano me sonrío y pregunto —¿y la silla? no querrás que te cargue para colocarla verdad
—Claro que no, ladeé los ojos haciéndome el ofendido —le conteste espérame iré por ella.
Coloque la estrella y cuando estábamos afinando los últimos detalles, mamá llegó
—niños, ayúdenme por favor, pase a comprar la despensa.
Dylan se apresuró, mientras yo observaba entusiasmado el árbol de navidad atrapado por aquella ilusión visual.
Después de que comimos, note como mi hermano se había estado comportando algo sospechoso como sí, no aguardará para que mamá se marchara por eso cuando el teléfono sonó y el corrió a la cocina para contestar asegurando a toda voz
—Es para mí, yo contesto.
Mamá me dedico aquella mirada de intriga, subí los hombros
—A, mi ni me veas debe ser esa chica la tal Melissa que supuestamente detesta, pero que seguido los veo tomados de la mano.
De inmediato me lleve las manos a la boca —Ups, eso no lo escuchaste de mí.
Mamá sonrió —¿crees que este enamorado? —me preguntó.
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La cuna II parte
Teen FictionEs la continuación de la cuna Titulada El vuelo de las golondrinas Bienvenidos a la segunda parte de la Cuna. donde tendremos el final. Gracias por seguir aquí. Para los lectores que llegaron aquí y desconocen de la existencia de la primera parte...