Más que una anécdota

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Tercer capitulo de la Maratón de fin de semana, les agradezco sus comentarios y espero, disfrutaran de estos tres capítulos ♥ 

POV Dylan

«Por favor, que tenga que ir a trabajar, por favor. Era la súplica insistente que resonaba, dentro de mi cabeza».

Mamá se puso de tomando su plato y el de Jeimmy, eran alrededor de las tres de la tarde, me levanté tomando mi plato, la charola de pan y me acomedí a recoger la mesa, siguiéndola de cerca entre a la cocina, ella me sonrió girándose frente a la tarja

—Gracias por ayudarme.

Asentí, respondiendo con una sonrisa.

—¿Te ha dolido el pie? —me preguntó

—No mamá, ¡por qué no me crees! ya en la mañana me revisaste y me pusiste la pomada, en verdad estoy bien —le reitere; además ya han pasado quince días del incidente.

Coloco los platos en la tarja —No es que no te crea cariño, soy tu madre y preocuparme por tu bienestar es natural, suspiro y me siento culpable pues hoy debería llevarte a tu última revisión, pero tengo que regresar a trabajar.

«Sí, sí, grito, extasiada mi voz interna, dando giros y saltos de felicidad»

Por fuera intenté contener la alegría, mostrándome cabizbajo y resignado con aquella mirada que utilizaba de pequeño cuando mamá tenía que ir a trabajar en fin de semana de inmediato, supe que la dramatización estaba siendo demasiado buena, incluso al grado de ser capaz de frustrar mis planes cuando mamá me tomo de las mejillas

—No, mi Didi, no me veas así, sabes lo difícil que es para mí tener que dejarlos tanto tiempo solos, pero...

—Lo sé mamá, ve sin cuidado, es cierre de mes y debes terminar la contabilidad, lo que me enfada es que el Sr. Harper siempre abuse y te ponga a hacer trabajo que le corresponde a él y por el cual recibe todo el crédito, es tan injusto, pero, no te sientas mal yo cuidare al bicho y en la noche cenamos juntos —le asegure

«Esa última parte, de indignación hacía su jefe no era fingida. Era cierto quería que mamá se marchara para poder ejecutar mis planes de lo contrario sería imposible, pero eso no cambiaba el hecho de que ese hombre era un abusivo; ¡Qué secretaria en finanzas, hacia dobles turnos, solo mamá!

Después de la partida de papá; ella siempre decía que los únicos dos grandes amores de su vida éramos Jeimmy y yo, eso me constaba pues jamás le conocí un solo pretendiente. A no ser su jefe el Sr. Harper que se había atrevido a cortejarla hace un par de años sin importarle estar casado y bueno al parecer el rechazo de mamá no le había sentado nada bien; por lo que su forma de desquitarse era asignándole la mayor parte del trabajo a ella entre todo el "pool" de secretarias, pero eso cambiaria en cuanto yo tuviera mi título, por fin la podría ayudar con los gastos y al no verse tan presionada siendo el único sostén económico, quizás por fin renunciaría con la oportunidad de buscar algo de medio tiempo o incluso dedicarse al hogar.

Me dio un fuerte abrazo cariñoso cuando le comenté de mis planes, agradecida, aunque sin dejar de reiterarme que después de tantos años de trabajo, su objetivo era jubilarse y no perdería esa oportunidad por el Sr. Harper; recordándome que no me preocupara pues ella ya había perdido su cambio de área y era cuestión de meses para que se lo otorgaran. Antes de marcharse camino a la puerta principal me conto que en la noche nos traería algo rico para cenar. Jeimmy paso de largo hacía nuestra recamara

—Nos vemos mamá —se despidió sin voltear a verla intentando pasar inadvertido sin éxito alguno

—Son las 3:30 señorito su hora de reflexionar, así que vaya al rincón

La cuna II parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora