¡Conectando con la vida!

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Pov Dylan

Sus patas se ciñeron sobre mis hombros como pinzas mecánicas, las enormes garras curvas sobresalían llegándome al pecho, mi temor se incrementó sí ese animal se decidía podría encajarlas y fácilmente traspasar mi piel de extremo a extremo, sin embargo, era extrañamente cuidadosa cuando me elevo; la motocicleta en tierra firme continuo avanzando hasta derrapar y detenerse metros adelante, el vértigo que creo un vacío en mi estómago hizo que apretara los parpados con fuerza, se dirigía directo al agujero negro sentía esa fuerza invisible atraer mi cuerpo, había escuchado suficientes teorías aterradoras como para no querer terminar mi existencia siendo engullido átomo por átomo por un agujero negro, siendo diseccionado lentamente por eones, comencé a patalear y a removerme viendo las aguas oscuras y agitadas del lago debajo de mí, deseando zafarme de sus garras, en un movimiento rápido descendió un poco y me arrojo dentro de la barcaza de madera, mi espalda pegó en una de las esquinas, me lleve las manos a la cintura con una mueca de dolor que frene al verla de pie al frente remando

—No, no puedes llevarme, no tengo para pagar el peaje —pronuncie.

Pegando mi espalda al extremo opuesto para mantener distancia. Una risa lánguida fue la primera respuesta que me dio, sin darme la cara de espaldas.

—Eso fue lo que me agrado de ti, desde el principio eres demasiado culto para tu edad.

Levante la mirada al cielo, esa ave sobrevolaba los alrededores

—Me bajare, sí es preciso saltare.

Elevo el remo lo coloco con cuidado dentro y quedo de frente a mí, lo angustioso de este ser era la falta de expresiones, su rostro oculto hasta la nariz, cabizbajo realizo una respiración pronunciada

—Eres como un generador eléctrico, la cantidad de luz que irradias es descomunal.

«De que hablaba, "halo de vida" había dicho papá anteriormente, recordé»

—Luz —exclame

—Solo lo vivo emite luz —afirmo con un tono cavernoso seguido de una carcajada macabra.

Que me erizo los bellos de los brazos, se acercó dando dos pasos, ladeo la cabeza

—No recuerdas nada ¿verdad? No, en verdad —afirmo. —Lo puedo ver en tus ojos, funciono.

Fruncí el ceño, detestaba que jugaran conmigo, pero lo que más me enojaba era que no fuera al grano, esa maldita forma de hablar en código, donde utilizaba las palabras solo para confundirme más

—Recordad ¿Qué se supone que debería recordar? creo que te equivocaste de hermano, yo soy Dylan y recuerdo a la perfección todo, además yo no puedo emanar ninguna luz, estoy muerto.

—agregue, ante su silencio. Y "Luz", "halo de vida" ¿A qué te refieres con eso?

Levanto un poco la cabeza, esa hilera de dientes sin labios me incomodaba al grado de tener que desviar mi vista a las aguas

—No necesitas recordar... después de todo será mejor así, más conveniente —respondió

Me puse de pie,

—De todas formas, no me interesa, justo ahora me largó.

Levanto su mano hacia el muelle

—Seguro Dylan, porque para este punto, tu único camino es hacia adelante en esta barcaza y quizás... así tu partida cobre sentido, "tu luz" puede ayudarlos, míralos —señalo.

A papá corriendo hacia mi hermanito que se aferraba a las tablas del muelle, mi pobre bicho había sido tan valiente, pero... eso no bastaba.

Gire la cabeza sentándome de nuevo, ella se descubrió la capucha hasta los cuencos vacíos

La cuna II parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora